Albert Lesan es de esos amigos que te acompañen toda la vida. Siempre he pensado que era una persona imparable, con una energía brutal y con una capacidad de reinventarse muy fuerte. Tiene un sentido del humor especial, capaz de arrancarte siempre una sonrisa. Lo he admirado desde hace muchos años porque sabe cuidar a los amigos y siempre tiene una buena palabra para todos. Es de esas personas que siempre brilla con luz propia, que consigue que lo que parece imposible se convierta en posible y real.
¿Cómo te defines?
Me gusta definirme como una persona activa, sin complejos y, sobre todo, me gustaría definirme como una buena persona. Es decir, quiero no fallar a mi gente. Cada vez mi círculo es más pequeño, lo reduzco más, pero me gusta que sea así porque cuidar demasiada gente es difícil. Con los años, te das cuenta de que hay mucha gente que está por interés y yo solo quiero cuidar a la gente que se lo merece. Sí, me gustaría definirme como una buena persona por encima de todo.
¿Qué es para ti el hogar?
Pues mi casa es muy importante porque es el sitio donde yo paso el ochenta por ciento del tiempo. De hecho, yo me reparto entre mi casa, que está en Sant Andreu de Llavaneres, que es donde vivo de verdad y un estudio de trabajo que es donde estamos ahora, en Poblenou, en Barcelona, cerca de la tele. Como salgo muy tarde de trabajar, muchas veces estoy tan agotado que me es imposible ir hasta casa y prefiero quedarme aquí en una habitación que he habilitado para poder dormir, con ducha y todo lo necesario. Y la verdad es que es una de las claves de porqué el programa está funcionando tan bien; porque le puedo dedicar muchas horas. Y eso pasa por no realizar tantos viajes.
¿Cómo descubriste tu vocación de comunicador?
Dicen los vecinos de la escalera donde vivía de pequeño, que con 6 años retransmitía partidos de fútbol. Mi madre me hizo construir unas porterías de madera pequeñas y yo con los dedos iba narrando los partidos del Barça contra el Madrid o contra otros equipos. Y parece que los vecinos me escuchaban y cuando nos cruzábamos en el ascensor me decían: «¡Ayer ganó el Barça! Te estuve escuchando y lo sé». Y después, ya de trabajar en una radio, tendría unos 16 años cuando empezamos en Ràdio Vendrell junto a Jaume Balagueró, que después se ha convertido en uno de los mejores directores de cine de España. Y fue en Ràdio Vendrell donde me entró el gusanillo de la radio, aunque no nos escuchara a nadie. Desde ese momento, no he parado.
Hablando de primeras veces, ¿cómo fue la primera vez que hiciste un programa de radio?
Era un programa llamado Tòxic y lo hacía con Jaume. El programa estaba planteado para que la gente llamara, pero nadie llamaba excepto de nuestros padres y tíos, aunque nosotros estábamos en una radio local de El Vendrell y ellos en Barcelona. Era un programa semanal, los sábados, y hasta el cuarto o quinto programa no fuimos conscientes de que era verdad que nadie nos llamaba. ¡Que los únicos que llamaban eran familiares! Y entonces yo empecé a hacer voces, a hacer imitaciones, como gancho para que la gente llamara. Y descubrí que tenía cierta facilidad para imitar voces, lo que me llevó más adelante a trabajar con Alfons Arús en el Força Barça.
Pero fíjate que, de una situación que en realidad era terrible porque no llamaba nadie, pasé al mundo de la imitación de personajes. Y nos lo hacíamos todo nosotros mismos, hablábamos como si fuéramos oyentes y nos contestábamos, pero la cosa no era sostenible y fuimos cambiando el programa hacia el humor.
Y tu primer programa de televisión, ¿cómo lo recuerdas?
Yo empecé, como te decía, haciendo imitaciones en el Força Barça de Kodro, Luis Enrique o de Robson. Un día se puso enfermo el Cárdenas y Arús me dijo: «Oye, tú que eres periodista, ¿te atreves a entrevistar a Torrebruno?» Yo encantado y, con mucho morro, realicé esta entrevista. Gusté en Antena 3 y me contrataron como reportero al mismo tiempo que era copresentador con Arús en su mesa Ja hi som en TV3. Entonces me llamaron de Barça TV por ser el primer presentador del canal. Allí estuve poco tiempo porque a los dos meses ya me llamaron para presentar El Rondo en Televisión Española. Era muy jovencito. Y así fue, fue todo muy rápido y desde entonces creo que no he estado un año de mi vida sin presentar un programa de tele.
¿Y la primera vez que escogiste una casa?
La primera casa en la que viví era la familiar, un ático muy grande en Sarrià donde vivía toda la familia. En el piso de arriba vivían los abuelos, en el de debajo de los tíos. Era una gran casa que nos acogía a todos. De hecho, no la elegí, nos la eligieron.
Llevas ya una larga carrera de más de 20 años en el mundo de la comunicación. ¿Qué es lo que más te gusta y lo que más te aburre de esa profesión?
Lo que más me gusta es la capacidad de reinventarme, de no rendirse, de entender que debes currar para que las cosas salgan, que no se puede vivir solo del pasado y de lo que ya has hecho. Y yo soy una persona que tengo ilusión por los proyectos y por los trabajos.
Creo que este verano volveré a la radio, a Ràdio 4, y me hace mucha ilusión porque el proyecto me gusta. Y la directora también, me encanta la forma que tiene de hacer las cosas y creo que es un sitio sin desigualdades, como ocurre en otros lugares. Estuve muchos años en Onda Cero, hice 13 temporadas de La Ciutat, y también en Europa FM. Pero un día me di cuenta de que, y no era mi caso, había mucha gente cobrando muy poco y muy poca gente bien. Y eso me desencantó, pensé que era muy injusto.
Por ponerte un ejemplo. Cuando presentaba al mediodía, pedí al director, Robert, una persona de refuerzo, con un buen sueldo, para reforzar el equipo y acercarnos a la Cadena SER, que en ese momento estábamos muy cerca. Pero la respuesta de la dirección fue que no quería gastarse más dinero. Fue entonces cuando decidí dejar la radio, porque no me parecía justo que hubiera redactores calificados cobrando 900 o 1.000 € al mes, mientras que grandes nombres como Carlos Alsina cobraba dos o tres millones al año. Por eso, me hace ilusión ir a Ràdio 4 porque, como radio pública, tiene los sueldos perfectamente definidos y no hay grandes diferencias entre unos y otros.
Podríamos decir que has trabajado de todo: presentador de tele, de radio, humorista… ¿Qué te gustaría hacer que todavía no has hecho?
Pues mira, a mí me gustaba mucho la física. De hecho, vengo de familia de científicos. Mi hermano es genetista y a mí me gustaría conducir un programa de divulgación científica. Acercar la física a las personas porque, al fin y al cabo, todo es física y la gente solo lo ve como números o como una asignatura obligatoria de bachillerato. Y realmente es apasionante. Es importante entender el universo. A mí me apasiona la astrofísica y todo lo que es el mundo cuántico y esas pequeñas cosas que no podemos percibir, pero que sabemos que existen. Me vuelve loco este mundo y me gustaría mucho poder hacer un programa así, y creo que lo acabaré haciendo.
Fuiste director de un programa de magia, ¿verdad?
Sí, fui director de dos programas de la productora de Javier Cárdenas en Televisión Española. De hecho, era director adjunto de Hora Punta, en el prime time de la cadena y fui director de la primera temporada de Pura Magia, un reality de magos. No seguí por falta de tiempo, pero podríamos decir que he probado todos los papeles, de director, de productor, de presentador y es que yo creo que en esta profesión debes estar abierto a hacer de todo y, además, a mí me gustan todos los roles, no me importa presentar o dirigir.
Y, de todos los cargos que has ejercido, ¿cuál crees que te ha ayudado más a crecer como profesional?
Yo creo que dirigir a 80 personas en un programa de Televisión Española te enseña muchas cosas. Te enseña qué hacer y, sobre todo, te enseña qué no debes hacer. Porque al final en un programa de estas características con tanta gente y con tanta presión por share y por la audiencia hay muchos nervios. Yo, que ya soy delgado de constitución, perdí 10 kilos ese año y pensé que nunca más quería trabajar de esa manera, con tantos nervios por todos lados. Y creo que es mucho mejor afrontar las cosas sin tantos nervios, sin tanta presión.
No tiene sentido marcarte retos imposibles porque no los conseguirás y, además, tú encargarás imposibles al resto. Y se crea una cadena de imposibles que lo que hace es que nadie trabaje a gusto y bien. Hubo un momento en que detuve esto y dije que yo seguía dirigiendo a 80 personas, pero de otro modo y, si no, prefería dejarlo. No tiene sentido trabajar bajo esa presión porque saca lo peor de todos y esconde lo bueno.
¿Por tu trabajo has viajado a otros países? ¿Cómo ha sido tu experiencia?
Bueno, cuando narraba los partidos del Barça con el Arús, viajaba a todos los campos de Europa donde el Barça jugaba. La verdad es que conozco muchas ciudades europeas, ¡pero quizás solo he visto el campo de fútbol y el bar de al lado! Llegábamos para hacer el trabajo, cenar, hotel y al día siguiente irme muy pronto y, por tanto, no tuve tiempo de nada. Y, la verdad, es que me da rabia, pero al día siguiente del partido presentaba un programa despertador en la radio a las seis de la mañana y poco podía hacer.
¿Cómo es tu día a día?
Mira, ahora estoy en mi estudio de trabajo preparando el Rondeando de esta noche en 8TV, hemos quedado para ver el partido del Barça juntos porque empieza a las 18.45 h y acabado el partido empezará el programa. Paso quizás un 80 % del día solo, ya que casi siempre estoy aquí trabajando e incluso me preparo aquí mismo el almuerzo para poder estar concentrado en la preparación del programa. Luego veo a la gente en el estudio, hacemos el programa y vuelvo aquí a cenar, ver alguna serie y dormir o, algún día, hacer un directo en Instagram hasta que me coge el sueño. Mi día a día es así, bastante solitario. Es decir, tengo que caerme bien porque estoy tantas horas conmigo mismo, ¡que de otro modo sería insoportable! Escribo mucho, compongo canciones, en fin, intento estar bien conmigo.
¿Crees que es necesario ir fuera para crecer en tu profesión, en la comunicación?
Creo que es una experiencia enriquecedora. De hecho, yo he tenido este año ofertas para ir a trabajar a Los Angeles, Miami o Nueva York. Sobre todo, en el sector del soccer, del fútbol. Allí también hay mucha afición por el Barça y el Madrid. Y he recibido alguna propuesta para ir a trabajar a canales de allí. Y la verdad es que lo he pensado porque creo que puede ser una experiencia enriquecedora.
Mi programa también se ve en YouTube y hay seguimiento en todos Estados Unidos, México, Colombia y Japón. Todos los culés del mundo parecen elegir El Rondo como el programa de referencia y tenemos más de un millón de visualizaciones al mes, que son 12 millones al año. Está muy bien por ser un programa de tele que habla del Barça y eso ha hecho que algunos empresarios se hayan puesto en contacto conmigo y me hayan hecho ofertas. La verdad es que si no estuviera ahora mismo en 8TV, donde estoy muy a gusto y, además, trabajo por Nicola Pedrazzoli, que es mi amigo, aparte de mi jefe, ya me hubiera ido a Nueva York o Miami o Los Ángeles. Y estoy convencido de que tarde o temprano llegará.
¿Cuál de los muchos programas que has hecho recuerdas con más cariño?
¡Pues normalmente le tienes cariño al último! De la tele elegiría el último, Rondeando, porque me lo estoy pasando muy bien, porque se acumula toda la experiencia que cogí en El Rondo, en Barça TV y con el Cárdenas. Además, hay buena audiencia y somos el primer programa de 8TV que ha conseguido ganar en TV3 en su franja y lo hemos hecho muy poquitos en el equipo, con muy buen ambiente y trabajando muchas horas. Y de verdad creo que la gente que trabaja conmigo está trabajando a gusto y esto es una satisfacción.
Y en la radio me quedo con Ya te Digo, un programa que hacía las madrugadas en Onda Cero y que era muy gamberro. En esa época fui a vivir a Madrid y es un programa que mucha gente todavía recuerda. Es esa hora de la madrugada en la que hablas para los insomnes y eso tiene algo mágico que me encanta. Sin duda, es el mejor programa de radio que jamás he hecho y, probablemente, el mejor que haré.
Hemos pasado la pandemia y durante un tiempo has tenido que realizar el programa desde casa, ¿cómo ha sido la experiencia?
Desde casa hacía radio, el programa de Europa FM con Cárdenas, yo como director adjunto. La tele siempre la he hecho presencial. Iniciamos TVCat, un proyecto común de varios románticos con gente como Sabina Pedrós, Ares Teixidor o Carlos Fuentes, que es un crack y lo quiero mucho y pienso que, junto con Alfons Arús, es el mejor comunicador que existe en España.
¿Eres un hombre muy comprometido con los temas sociales, de dónde te viene esta inquietud, esa necesidad?
Es que creo que debería ser intrínseco a todos. Ahora mismo, con toda mi familia, estamos implicados en traer a gente de Ucrania hacia aquí y hemos conseguido llevar a 21 niños que estaban en un orfanato. Ya hace muchos años que en mi familia acogemos a dos niños ucranianos, vienen desde que tenían 5 y 7 años y ahora ya tienen 17 y 15. Es decir, son parte de la familia. Y debo decir que el Ayuntamiento de Llavaneres se ha llevado increíblemente bien porque los ha acogido en una casa de colonias, a los 21, los alimentan y los cuidan. Y quiero remarcarlo porque a veces he sido crítico con el alcalde y el Ayuntamiento, pero en eso se han comportado de cine.
Ahora son niños ucranianos, pero podrían ser de la India, de Somalia o de cualquier otro sitio. A menudo nos olvidamos de que hay guerras en diferentes lugares del planeta, que ya no son noticia, pero donde hay niños sufriendo sus terribles consecuencias. Hay historias que te hacen reflexionar, como la de uno de los 21 chavales que han venido, que le faltaba un día para cumplir los 18 años cuando lo sacamos de allí. Un día más y ahora estaría luchando en la guerra en vez de estar en Llavaneres.
Y creo que hay que ser solidario en todo y actuar porque llorando frente a la tele no ayudas a nadie. Y no hace falta ir lejos para encontrar gente que necesita ayuda, desgraciadamente, tenemos un montón en nuestra casa.
Hablando de la casa, ¿qué es lo que más valoras cuando buscas una?
Sobre todo la comodidad. Mira, yo vivo en una casa de Llavaneres que tiene tres plantas e hice el cambio después del confinamiento cuando, como mucha gente, empecé a dar importancia a cosas que antes quizás no pensaba en ello. Pasé tantas horas cerrado que, si vuelve a pasarnos, que no lo descarto, me he hecho una casa a medida de mi forma de vida, de lo que es importante para mí. He destinado una planta a montar una sala de cine para ver series cómodamente y en la planta de arriba hay un pequeño gimnasio por si nos vuelven a cerrar, al menos poder correr en la cinta, ya que sin deporte yo no sé vivir. Me gusta tener una chimenea. Me gusta la confortabilidad de la casa y sentirme a gusto, porque yo realmente salgo poco, voy a comer o cenar algún día, pero estoy mucho en casa. No creas que es una casa muy grande, pero sí la he hecho a mi gusto, tiene todo lo que yo necesito en mi intimidad.
En tu caso creo que la respuesta es obvia, pero ¿te ves dejando la ciudad para vivir cerca del mar o de la montaña?
Por supuesto, y de hecho ya lo hice. Escogí Llavaneres porque tengo el mar cerca y me gustan los paseos que hay. Y, de hecho, el estudio de Barcelona lo tengo en la calle Llacuna, a 3 minutos de la playa.
¿Tu casa es minimalista o con muchos muebles?
¡Minimalista al 100 %! No me gustan las casas llenas, me gusta ver espacio por todos lados y tampoco me gustan mucho los cuadros en las paredes. En definitiva, poca cosa.
¿Hay algún objeto que siempre te has llevado contigo a todas las casas?
Sí, por supuesto, hay cosas que sí. Por ejemplo, ese que tengo aquí, un premio de periodismo y otro que me otorgó la alcaldía de México. Y otras cosas como una lámpara que me regaló mi amiga Rebeca Jiménez, cuando vivía en Madrid. Cosas que son importantes para mí, más de valor sentimental que otra cosa.
¿Tienes un ritual a la hora de preparar un programa?
Soy muy maniático, muy maniático. Por ejemplo, siempre dejo una silla vacía allí como si hubiera alguien mirando al programa. No sé porqué, pero me gusta que haya una silla vacía, imaginar que hay alguien mirando al programa. No me gusta desgastarme mucho, es decir, no me gusta pasar muchas horas dentro de las redacciones porque entonces entro en el programa ya desgastado. Trabajo mucho desde casa por WhatsApp y dejo que la gente trabaje mucho desde casa y nos juntamos cuando falta una hora y media antes de empezar, repasamos una vez más la pauta y ya lo tenemos. Entramos con mucha energía en el programa y cuando se acaba, todo el mundo a casa. Creo que es la mejor fórmula para entrar en el plató con la máxima energía posible.
¿Eres muy ordenado o tienes tu propio orden en casa?
Me gusta ser muy ordenado y me gusta mucho la limpieza. No me gusta dejar ropa por el suelo, no me gusta ver cuadros mal puestos, no me gusta ver el círculo que deja una copa en la mesa, en fin, soy muy maniático de la limpieza. Pero en cambio soy muy desordenado en mi mesa de trabajo. Hay papeles de mil cosas, al igual que el escritorio de la computadora también está lleno de ventanas abiertas por doquier. Es mi orden particular y no me gusta que nadie le toque. Tengo como dos mundos, el del trabajo, donde me gusta ese cierto caos y el de la vida personal, donde me gusta todo ordenado y limpio. No soporto una casa sucia.
¿Cuál es tu rincón favorito de la casa?
Yo creo que la chimenea. Me gusta mucho el ratito delante del fuego. De hecho, me queda un poco lejos del sofá y me lo acerco para estar más cerca. Y también me gusta el pequeño cine, entre muchas comillas, porque es una pantalla y un proyector, pero estoy muy a gusto mirando a los partidos o películas y series. Son mis rincones para estar solo y tranquilo. Pero también me gusta quedarme con amigos para hacer unas cervezas y charlar un rato, es el tipo de vida social que disfruto, no me van las discotecas o las grandes fiestas.
¿Qué proyectos tienes para este año 2022?
El programa de Ràdio 4 en verano que ahora le estamos empezando a dar forma y seguir con el Rondeando todo el tiempo que pueda. Yo si puedo no voy a parar en verano porque siempre hay noticias, siempre hay fichajes, partidos amistosos, hacemos un concurso y, en fin, me lo paso tan bien.
Y me gustaría mantener el programa mucho tiempo porque ha sido difícil arrancarlo. No empezamos bien y hubo un momento en el que no abandonamos porque yo soy un luchador, pero otra gente habría tirado la toalla. El primer mes y medio fue muy duro porque teníamos mucha audiencia en Youtube, pero muy poca en la tele. Muy poca. Y no entendía cómo podíamos tener 60.000 o 70.000 visualizaciones en YouTube y un 0,1 o 0,2 de share en la tele. No había forma de levantarlo hasta que al final encontré la tecla base de prueba y error. Y ahora estamos por delante de El Chiringuito y TV3.