Elisa Claret «Nuestra profesión siempre será necesaria. El proceso de compra de un inmueble es cada vez más complejo desde todos los puntos de vista»

Hoy he quedado con Elisa Claret, el motor y el alma de Bolsa de la vivienda, una de las empresas familiares con más de 50 años de historia. Una agencia fundada por su padre, Josep Claret Tarrés, en los valores de un trato cercano con el cliente, primando el factor humano. Con el tiempo se han ido adaptando a los cambios, con una gran implantación en Manresa y en la comarca. Les avala su largo recorrido, y para ella el boca a boca es la mejor publicidad. Elisa está feliz por todos los logros conseguidos, gracias a un trabajo constante, a la profesionalidad y la honestidad, creando vínculos que perduran para siempre.

– ¿Cómo fueron tus inicios en el sector inmobiliario?

Me incorporé al negocio familiar en 1993, aunque ya estuvo trabajando durante los veranos de los años anteriores. Fue cuando terminé los estudios universitarios que ya me incorporé.

– ¿Era tu vocación? ¿Cómo te preparaste?

No era mi vocación, de hecho, yo estudié INEF y también psicología, que son dos ámbitos de la vida que me siguen gustando mucho y no los he dejado de lado. Pero el mundo comercial y el trato con la gente siempre me ha gustado. Este trabajo te permite conocer a mucha gente y profundizar en la relación con las personas, tanto si quieren comprar como si quieren vender.

Mi formación ha sido muy autodidacta, he aprendido mucho de la gente que me rodea y si tienes interés en hacer las cosas bien, encuentras la forma de ir formando. He realizado muchos cursos a lo largo de mi vida relacionados con el tema inmobiliario. También he realizado un máster en la Universidad de Barcelona. En este trabajo, el aprendizaje es constante.

– ¿Cómo imaginabas que sería su agencia?

Pues, tal y como es. Somos una agencia de 5 trabajadores, muy familiar en la que valoramos mucho el factor humano e intentamos tener un trato cercano con el cliente.

– ¿En qué se basa el modelo de negocio de su agencia inmobiliaria y por qué has optado por este modelo?

Nuestra agencia ha ido evolucionando. Empezó hace 50 años siendo una inmobiliaria que vendía su propio producto, estrechamente relacionada con la empresa familiar constructora y con la promotora. Entonces ambas actividades estaban muy interconectadas. Fue mi padre quien decidió abrir la inmobiliaria, que fue la primera en Manresa. Con el tiempo y dada nuestra implantación en Manresa y en su comarca, hemos ido entrando en la actividad de vender y alquilar inmuebles de terceros. Y en los últimos años hemos incorporado la venta de producto bancario.

También tenemos un departamento de administración de patrimonio inmobiliario, tanto de gestión como de inversiones, que en los últimos años ha ido creciendo, en el que intentamos ofrecer un trato muy personal a todos nuestros clientes.

– ¿Cuál es tu estrategia?

Trabajar bien, ser honestos y profesionales. Lo que me hace especial ilusión es vender un piso, casa o nave industrial a alguien que hace años ya vendimos a sus padres. El boca-oreja es la mejor publicidad, incluso hoy en día que estamos en la era digital, ¡pienso que todavía funciona muy bien!

– ¿Qué demandas tiene y cómo les da respuesta?

Recibimos todo tipo de demanda, y entre todos, desde la recepcionista, pasando por los comerciales y terminando por mí misma, intentamos dar respuesta a todo el mundo. Buscar la necesidad del cliente, asesorarle y ofrecerles las mejores soluciones.

– ¿Cuáles son los valores de su agencia?

Como ya he dicho, la honestidad, tener palabra, para mí, todavía hoy es muy importante. Queremos ser buenos profesionales y transparentes en todo el proceso de comercialización.

Acompañar al cliente, que se sienta seguro y tome las decisiones con el conocimiento previo adecuado de las circunstancias.

– ¿Con los tiempos ha creado diferentes alianzas y se ha esparcido por el territorio?

Bien, nuestro trabajo tiene un componente local en muchos casos. También tenemos una segunda oficina en La Molina, donde también trabajamos bastante.

– ¿Cómo le ha impactado la covid? ¿Le ha hecho modificar alguno de sus procesos?

A nosotros no nos afectó demasiado. Estábamos bien preparados tecnológicamente, por tanto, pudimos trabajar telemáticamente, comunicándonos también con nuestros clientes. Sí que en los primeros meses después del confinamiento, tuvimos que adaptar muchas rutinas y protocolos nuevos, sobre todo a la hora de enseñar los pisos. Pero con el tiempo todo ha vuelto a la normalidad. 

– A raíz de la pandemia mucha gente se marcha fuera. ¿Cómo ha visto la evolución del mercado residencial este año?

Aquí en el Bages hemos notado una mayor demanda para ir a vivir a los pueblos de los alrededores de Manresa. Asimismo, hemos observado que los clientes buscan pisos con balcones grandes, o terrazas.

– ¿Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren comprar una vivienda? ¿Y a las que quieren vender?

En ambos casos les diría que se pongan en manos de profesionales. Es muy importante estar bien asesorado y bien acompañado en este proceso, que en la mayoría de los casos puede ser la mayor inversión que se hace en la vida.

– ¿Qué formación crees que sería necesaria para poder dar respuesta a las necesidades del sector?

Desde mi punto de vista es muy importante poder regular nuestro sector, de esta forma evitaríamos el intrusismo y también aseguraremos que los profesionales están bien preparados.

– ¿Qué papel juega el marketing en su agencia?

Como ya he dicho antes de que para mí es muy importante el boca a boca. De todas formas, apostamos mucho por las nuevas tecnologías e intentamos estar al día siempre.

– ¿Qué crees que pueden aportar los agentes inmobiliarios a la sociedad y cuál será su papel en el futuro, digamos en 10 años?

Nuestra profesión siempre será necesaria. El proceso de compra de un inmueble es cada vez más complejo desde todos los puntos de vista. No tiene nada que ver la compra de una vivienda hoy en día, con la de hace 50 años, cuando un apretón de manos era suficiente. Los puntos de objeto de asesoramiento son muchos y variados.

Tanto del inmueble en sí, como otros muchos aspectos de carácter jurídico y formal derivados de la transmisión o alquiler. 

– ¿Qué le dirías a los jóvenes que quieren incorporarse a este sector?

Que se formen, que es un trabajo apasionante. No hay dos días iguales y siempre estás aprendiendo. Y, sobre todo, que sean honestos, es la mejor publicidad que tendrán de sí mismos.