Hay personas que llegan a tu vida llenándola de luz. Así lo ha hecho Gemma Riu. Es una mujer llena de energía positiva, de sonrisas. Ha sabido superar las dificultades, con el esfuerzo, la constancia y los valores que ha aprendido desde pequeña a través de la natación, su pasión. Se combinan en ella el talento por las finanzas y esa capacidad para dirigir grandes empresas, desde la proximidad, la sensibilidad y poner en el centro a las personas.
¿Cómo te defines?
Soy una persona alegre, comprometida y buena persona. Con energía positiva.
¿Qué es para ti el hogar?
El hogar es casa de mi tía, la que nos pone todos a raya y nos da lecciones de vida y fortaleza. Hogar para mí es familia, paz y amor.
Explícanos tus orígenes.
Soy una chica traviesa e inquieta a quien inculcaron los valores del esfuerzo, la humildad, los estudios y que todo el día corría detrás de un balón.
Te has preparado mucho, estudiando y cursando unas carreras impresionantes. ¿Qué valor tiene para ti el saber?
El saber te construye como persona y profesional. Te da criterio. Como diría Nelson Mandela: «La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo».
¿Qué valor te ha aportado el deporte, concretamente la natación?
La natación y el deporte aportan el esfuerzo, la constancia y, ante todo, un estilo de vida. Teniendo muy claro que hay que trabajar para conseguir los objetivos.
¿Cómo descubriste tu vocación?
La descubrí el día que, en la UAB, mientras estudiaba Economía, el decano, el Dr. Montllor, y la vicedecana, Maria Antonia Tarrazon, me dijeron que servía para las finanzas y que tenía que hacer un máster, el CIIA.
Y lo hice. Aquellos eran momentos muy difíciles para mí, y eso me cambió la vida.
Háblanos de tu estancia en la gran ciudad de Nueva York.
¡Fue espectacular, brutal! La velocidad y la inmensidad de esa ciudad me fascinó. Primero me dio mucho vértigo pensar que la ciudad se me comería, pero poco a poco me sentí como en casa. Estudiaba muchísimo. Iba a la universidad y al gimnasio, y el resto de tiempo conocía la ciudad mientras corría por las calles y por Central Park. Casi todos los días salía a correr, y daba la vuelta a Manhattan. ¡Volví súper en forma! Además, tuve la gran suerte de conocer al embajador de Andorra en Naciones Unidas y, una persona fantástica, que me enseñó otra Manhattan y me hizo sentir protegida.
Hablando de primeras veces… ¿cómo fue la primera vez que ganaste una medalla?
Uf, tengo perfectamente grabada la imagen de cuando quedé tercera de España en 200 mariposa de edades. Toqué la pared, giré la cabeza, miré el marcador electrónico y pensé: “¡por fin, ahora sí!”. Tuve la sensación de haber conseguido un reto que llevaba mucho tiempo perseguiendo.
¿Y la primera vez que subiste a Andorra?
De pequeña íbamos con mis padres, mi prima y tía. Los papas me compraban unas zapatillas deportivas (el señor Berneda no me dejaba llamar “bambas”), que no me dejaban estrenar hasta el día de Reyes.
Lo que sí siempre recordaré con cariño es la vez que fui directo desde el aeropuerto, volviendo de Nueva York, cuando terminé los estudios, para subir a hacer una entrevista de trabajo.
Te veo como una mujer que se va construyendo a sí misma. ¿Cómo lo haces para ir superando los retos que te pones en tu vida?
Los supero con esfuerzo y peleando hasta que sale. Y cuando no sale, aprendo de ello. Es necesario saber renunciar cuando toca. ¡Y siempre, siempre, siempre, con una sonrisa!
¿Cómo una tarrasense se va a vivir a Andorra?
Porque a través de Esade, donde hacía el MBA, me hicieron la propuesta de trabajo que me hizo marchar en Andorra.
Has trabajado en muchas empresas, algunas tan importantes como la Family Office de la familia Aristot-Mora, y el Universo Bomosa. ¿Qué aprendizaje te llevas de todos esos años?
Muchísimos. Podría destacar que uno de los aprendizajes que más tengo presentes es el de la huella que dejamos en las personas mientras conducimos empresas y el día a día a nuestro trabajo y a nuestra vida.
Y también aprendes a preguntar. A preguntar lo que no entendía ante los “tiburones” sin miedo, siendo tú misma. Entonces te das cuenta de que hay mucha gente que no se atreve a preguntar. Ser tú mismo es un valor, te da fuerza. ¡Sé auténtico!
En el mundo de las finanzas las palabras éxito y dinero tienen mucha importancia. ¿Para ti qué lugar ocupan?
El éxito, para mí, es el éxito interno. Este es el que me importa y por el que trabajo a nivel emocional. El éxito externo ya no lo necesito, es efímero. Me costó, no te lo negaré, pero ahora veo las cosas de otra forma. Ahora valoro mucho el equilibrio y el tiempo para mí y para los míos. Como me decía la Almudena Gallo del IESE, la vida debe ser 25% work, 25% health, 25% love y 25% play.
Siguiendo tu trayectoria siempre has aportado un valor humano y social a muchos proyectos que has llevado a cabo, como el Universo Bomosa.
Estamos aquí, en esta vida, para comprometernos y transformarnos. Sin duda, estamos aquí para dejar una huella positiva en tu familia y amigos, y evidentemente en las personas y compañeros de tu trabajo, y sin duda también en el entorno.
Hablando del deporte, ahora como mánager de la Andorra Esports Clúster, ¿qué quieres conseguir para tu país?
Quiero que el deporte sea un medio para mejorar la salud de las personas, imprescindible para fomentar hábitos de vida saludable. El deporte también permite crecer a nivel económico y diversificar la economía del país, y hacerlo teniendo un impacto favorable en las personas y en el medio ambiente. El deporte cambia la vida de las personas.
Tener un CAR en Andorra puede ser un gran cambio. ¿Quizás unos Juegos Olímpicos?
Sí, serían unos hitos que podrían aportar muchísimo valor si se hicieran bien, y si fueran sostenibles. Cuando me refiero a sostenibles quiero decir que deben aportar valor compartido, lo que significa que deben tener triple rentabilidad: económica, social y medioambiental. Si no fueran proyectos que aportaran valor compartido, deberían repensarse hasta conseguir que lo aportaran.
¿Cuál ha sido el proyecto en el que te has sentido plenamente identificada?
Con Andorra Esports Clúster he podido unir mi pasión por la empresa y las finanzas y el deporte en un proyecto que deja un impacto positivo en la sociedad. ¡Es maravilloso!
Explícanos la experiencia que viviste cruzando el estrecho de Gibraltar.
¡Pasé mucho miedo! Me daba mucho miedo pensar con los animalitos que hay bajo el agua, pero lo peor fue el olor a gasoil de los barcos y petroleros de aquel rojo y negro oxidados.
Has tenido una vida intensa y puede ser inspiradora para otros jóvenes. ¿Has pensado en contarla alguna vez?
Ostras… ¡pues no! Nunca lo había pensado.
¿Cómo es tu universo? ¿Tus aficiones y lo que más te gusta?
Me gusta levantarme pronto y salir a correr. Me gusta la luz de cuando despierta el día. Imagino que esto me viene de cuando entrenábamos que nos hacían levantar cada día a las 5.30 para echarnos al agua a las 6.00.
Eres una persona muy familiar. Háblanos de tu tía.
A mi tía la quiero muchísimo. Es un ejemplo de lucha, bondad y comprensión. ¡Me gusta mucho hacerla reír y me gusta mucho decirle que la quiero! Cada vez que hablo con se lo digo y siempre me dice “venga ya, vete, que tienes muchas cosas que hacer”. A mi tía, toda la familia la llamaba la «loca» porque siempre defendía su «pollito». Me cuidó muchísimo desde pequeña. ¡Me crió, como dice ella! Y su hija y su marido también, sobre todo cuando mis padres se separaron, que fueron unos años bastante complicados para mí.
¿Cómo fue la primera vez que escogiste tu casa?
Ostras, pues hasta que me fui a Nueva York viví con mi padre. Escogí el apartamento por la luz natural, que tuviera muchos cristales y aire y minimalista.
¿Has vivido en muchas casas? ¿Cuáles son los recuerdos que guardas de cada una?
No muchos. Nací y viví en Terrassa, después fuimos a Matadepera, donde vive papá ahora con Jordi (el perro, que se llama Jordi porque lo abandonaron el día de Sant Jordi). Se puede decir también que viví un tiempo en Nueva York, y ahora vivo en Andorra, pero intento bajar los fines de semana a Barcelona y ver a la familia y la tía.
¿Qué es lo que más valoras cuando buscas una?
La luz natural. ¡Lo más importante es la luz natural! También me hace muy feliz y me da mucha energía las vistas y que puedas salir a una terracita o balconcito.
¿Te ves dejando Andorra para vivir en otro sitio?
Sí, en Matadepera o en Barcelona, pero siempre estando en Andorra, que tiene un entorno y unas montañas magníficas, unas personas fantásticas y se respira deporte por donde vayas.
¿Tienes una casa minimalista o llena de muebles?
Minimalista.
¿Hay algún objeto que siempre te has llevado a todas las casas?
Una escultura y un cuadro de mi padre.
A la hora de pintar una casa, ¿te gustan los tonos cálidos o los blancos?
Ahora blancos, antes más cálidos.
¿Tienes un rincón de casa que sea tu favorito?
En Matadepera, el estudio y en Andorra, el comedor.
¿Eres muy ordenada o tienes tu orden en casa?
Soy ordenada. ¡Muy ordenada!
¿Cuál es tu rincón favorito de tu casa?
El estudio o la chimenea.
¿Qué proyectos tienes para este año 2022?
Desde el Clúster queremos trabajar para prevenir el abuso sexual en el mundo del deporte y ayudar a nuestros niños a denunciar los abusos. Hay que hablar y hacerlo visible y poner el foco en el abusador y no en la víctima.