Hoy me encamino hacia Girona para ver a Josep Maria Coll. He oído mucho hablar de él y de las maravillas que construye su empresa INCOVI. Tengo ganas de escucharlo porque no siempre tienes la oportunidad de conocer de cerca un entendido y referente en construcción sostenible. En medio de la ciudad está su oficina. Él comienza a hablar de las casas y sus construcciones como quien habla de algo que ha creado desde cero, con pasión, trabajo, aprendizaje y experiencia de muchos años, que comienza a dar fruto. Sus casas están hechas a partir de la unión del bienestar del medio ambiente y el de las personas.
¿Cómo fueron vuestros inicios?
Nosotros venimos del mundo de la construcción, de la empresa constructora familiar donde yo empecé como arquitecto. Llevo más de 30 años en el sector y he realizado todo tipo de proyectos.
Con la crisis del 2008, cuando vimos que entrábamos en una etapa incierta y que se preveía larga, me planteé qué podíamos hacer. Yo solo conocía ese campo y no me planteaba hacer otra cosa. Aunque parecía que el sector estaba muerto en todos sus aspectos, vi que había una nueva preocupación por la sostenibilidad, por la reducción de las emisiones de CO2, por la eficiencia energética y la contaminación en general y el sector de la construcción tenía un impacto muy importante.
Creí que si queríamos poner en marcha un proyecto de futuro debía estar en este ámbito, construyendo viviendas eficientes y sostenibles. Pero la situación financiera que teníamos no permitía pensar en grandes promociones. Y empezamos a fijarnos en edificios existentes que habían quedado vacíos o semivacíos, especialmente en Girona. Eran edificios interesantes, céntricos, en zonas premium. Y empezamos a hablar con los propietarios que a menudo eran víctimas de la situación, y que tenían pisos que nadie los compraba y se iban degradando.
Podemos decir que juntamos las necesidades a partir de una propuesta de remodelación radical de los edificios para realizar viviendas sostenibles y eficientes. Aparte, creamos nuestro propio modelo de construcción responsable, el Eco8, un decálogo de cómo debía hacerse una rehabilitación con el fin de que buscábamos, pero huyendo de certificaciones estándar, creando algo de proximidad. Y apostamos por ello en un momento muy delicado de la crisis, en el que éramos los únicos construyendo en Girona.
¿Y cómo empezásteis en INCOVI este nuevo proyecto de remodelación sostenible?
La primera obra fue muy compleja, pero convencimos a la gente de comprar sobre planos un edificio en rehabilitación, con toda la innovación que existía en el sector para hacerlo sostenible, eficiente energéticamente y ecológico.
Poco a poco, encontramos la complicidad de los propietarios de edificios y del Ayuntamiento de Girona que valoraba mucho cómo ayudábamos a recuperar edificios antiguos y degradados. Y se sumaron los particulares que querían reformar su piso, pero haciéndolo con nuestra filosofía.
Y de este modo, sin apenas ser conscientes de ello, hicimos este cambio de modelo de construcción tradicional, en el que ya llevábamos 25 años, a esta nueva forma de entender nuestra actividad. Después de estos años, ahora tenemos entre manos el proyecto más innovador, el más radical, en el que suman a la sostenibilidad y eficiencia el concepto de vivienda saludable y el autoconsumo.
Ahora estamos trabajando en un nuevo proyecto de obra nueva que será el primer edificio de Girona que será sostenible, eficiente, saludable y generará su propia energía.
¿Qué significa para ti la construcción sostenible?
El sector debe ser consciente de algo que ya sabemos desde hace tiempo y que la construcción tiene una contribución negativa muy importante en aspectos de emisiones, residuos y consumo energético. El modelo de vida sostenible debe incluir una nueva forma de construir, y esta transición es un objetivo inexcusable.
Creo que ahora todo el mundo es consciente de ello, pero estamos en un sector en el que cuesta mucho cambiar las cosas y, a pesar de la conciencia de los profesionales, el cambio solo se produce, en la mayoría de los casos, cuando la normativa te obliga. Pero tenemos una ventaja y es que la industria de la construcción tiene muy claro cuáles son los objetivos de su negocio y qué propuestas deben ofrecer al sector. Ellos ya están fabricando para conseguir estos objetivos de sostenibilidad y, por tanto, todo el mundo tendrá que entrar y la evolución es imparable. Debemos construir de forma sostenible porque si no acabaremos degradando el medio ambiente y la vida en nuestro planeta.
¿Cuáles han sido tus referentes en el mundo de la construcción sostenible?
Aunque hemos ido haciendo seguimiento y búsqueda de proyectos más innovadores en este ámbito, creo que muy a menudo nuestros referentes han sido los propios clientes. Hace mucho tiempo, vino a verme un cliente suizo, ya de unos 80 años, un hombre con mucho recorrido y sensibilidad y me dijo: mi casa la construyó tu padre hace 40 años y ahora quiero rehabilitarla, pero de acuerdo con este manual. Y me entregó un manual de un modelo alemán que él me había traducido al castellano en el que se explicaba un concepto que yo veía por primera vez: la vivienda de consumo prácticamente nula.
Descubrí que en muchos países de Europa era un concepto totalmente integrado. La gente pensaba que era necesario respetar el medio ambiente y que el derroche energético no tenía sentido. Este concepto ya está cogiendo fuerza en nuestro país y empezamos a ver ejemplos de referencia como, por ejemplo, el proyecto Bloc 6×6 del despacho de arquitectos Bosch-Capdeferro que han hecho el primer edificio totalmente de madera en la ciudad, haciendo un ejercicio muy completo y llevándolo a la práctica con mucho rigor.
Josep Maria, ¿cómo crees que está en estos momentos la relación entre sostenibilidad y construcción? ¿Hay suficiente conciencia?
Es seguro que toda la gente joven que proyecta edificios tiene muy integrado el concepto de sostenibilidad, tanto en el aspecto profesional como a nivel de sensibilidad personal. Y creo que la gran promoción inmobiliaria ya lo ha integrado porque el público por lo general lo tiene muy en cuenta; piden comprar y vivir en viviendas que no perjudiquen al medio ambiente.
Y si le sumamos que en los últimos años el precio de la energía se ha disparado, está claro que los clientes miran mucho qué compran, sobre todo en el aspecto del consumo energético. Construir una vivienda eficiente y sostenible no es mucho más caro que construir una tradicional y, la gente que puede permitírselo, lo prefiere. Incluso, renuncian algunos lujos para poder instalar la tecnología que permita esa eficiencia y sostenibilidad.
Y ligado a lo que me explicas, ¿cómo crees que evolucionará el sector de las viviendas sostenibles?
El gran reto del sector es que existan medios, conciencia y voluntad en general para que toda la obra que se hace sea sostenible y eficiente. Y la normativa ya nos lleva a eso, y también la producción industrial.
Por ejemplo, 10 años atrás, un cristal de prestaciones térmicas era un lujo y, hoy en día, es el estándar de mercado. Así que, el gran reto no está en la obra nueva, sino en la recuperación del parque de viviendas existente y en su rehabilitación energética, porque es más compleja y más cara. Pensemos que ahora llega una buena oportunidad con las convocatorias de los fondos Next Generation, lo que ayudará a poner en marcha muchas nuevas actuaciones.
Desde que empezasteis ya han pasado unos cuantos años, ¿cuáles son los cambios más relevantes que has visto en los clientes y en el sector?
El gran cambio que hemos notado es que el cliente cada vez tiene más claro lo que es la eficiencia energética de un edificio. Hace 10 años cuando intentábamos explicarlo era como predicar en el desierto y ahora la gente lo entiende perfectamente.
Ahora nos llama gente, que quizás no nos contraten nunca, pidiendo consejo para poder hacer rehabilitaciones si finalmente llegan los fondos europeos. Y son varias llamadas al día de gente preguntado cosas muy específicas sobre aerotermia o placas fotovoltaicas. Gente que conoce perfectamente los conceptos y que lo que quieren es dimensionar correctamente los aparatos. En definitiva, cada vez más la gente está informada de todo.
¿Cómo os ha afectado la pandemia?
Aunque me da casi vergüenza decirlo y lo digo siempre con la boca pequeña, a nivel de actividad, lo cierto es que no nos ha afectado nada. Lo que sí que hemos visto y seguimos con interés, como el resto del sector, es el cambio de preferencias de la gente en cuanto a la vivienda. Esta fuga de la ciudad hacia las inmediaciones, en casas unifamiliares o pisos con alguna salida, con luz. Son nuevos criterios que los clientes han integrado en la búsqueda de viviendas y que finalmente definen sus opciones.
¿Qué consejo darías a las personas que quieren comprar una vivienda?
Que tenga como objetivo principal que la vivienda sea eficiente y sostenible. Lo repito constantemente, incluso creo que he perdido clientes por esa insistencia. Pero para mí, es algo fundamental.
Y también les diría que piensen que la función de las casas está cambiando, que ya no es ese lugar donde vas a dormir y quizás el fin de semana haces un poco más de actividad. Que piensen que seguramente necesitarán un nuevo espacio polivalente en la vivienda donde poder trabajar. El teletrabajo ha venido para quedarse porque lo hemos integrado y es bueno para mejorar la calidad de vida de la gente y, además, la tecnología nos da nuevas herramientas.
Háblame de las nuevas incorporaciones al sector. ¿Cuál crees que es la formación que un joven que quiera entrar en el sector necesita?
Si hablamos del ámbito inmobiliario y dejamos a un lado la arquitectura, donde la formación es muy clara, creo que hay que formar a la gente mucho más en la parte de estos nuevos valores que debe tener una vivienda. Me ocurre muy a menudo que algún agente me trae un cliente para enseñarle una promoción nuestra y, a los pocos minutos, no puedo estar callado porque con lo que le está contando al cliente, es imposible que entienda y valore el producto que tiene delante. Todos los agentes dominan perfectamente la explicación de los atributos clásicos de una vivienda, pero necesitan mucha formación en estos nuevos atributos que son cada vez más importantes.
¿De dónde os llegan los nuevos clientes?
Todos nos vienen por recomendación, pero eso no quita que seamos muy activos en las redes. Sabemos la importancia que tiene la visibilidad en internet y, además, nos encanta explicar lo que hacemos. Lo hacemos para estar presentes en el mercado, pero sobre todo por “orgullo de padres”. Así, cuando los clientes nos recomiendan, pueden mostrar muy bien todo lo que hacemos con los contenidos que compartimos. Nos gusta mucho que la gente sepa con todo lujo de detalles lo que hacemos.
Supongo que también dais importancia a la domótica en los hogares.
Sí, pero a mí me gusta diferenciar entre dos tipos de domótica: aquella que ayuda a la gestión y al control del consumo energético de la casa, que la ponemos siempre, y la otra que es más lúdica y la aplicamos a gusto del consumidor. Pero la primera es esencial para nosotros; de hecho, es una herramienta básica para la optimización del comportamiento energético de las viviendas.
¿A qué retos crees que se enfrenta el sector?
El gran reto del sector es el de ser capaces de proveer de vivienda a todos los colectivos, ya sea de compra, de alquiler o de cesión. Especialmente me preocupa la carencia de vivienda social y para el colectivo de la gente joven. Estamos en una situación delicada, con mucha gente en situación vulnerable y con condiciones de acceso a la vivienda muy difícil. Esto finalmente se traduce en una coyuntura de difícil gestión y un marco legal que, más que dar respuestas reales, parece poner palos en las ruedas. El acceso a la vivienda es el gran reto, sin duda alguna.
Y si hablamos propiamente de la construcción, el gran reto es ser capaces de transformar el parque de vivienda existente en un parque sostenible y eficiente: la gran rehabilitación urbana.
¿Crees que faltan leyes y normativas?
No creo que falten, al contrario, hay demasiadas y son poco flexibles. Lo hemos querido regular todo y creo que nos hemos pasado de frenada y eso está obstaculizando muchas iniciativas. Pienso que el problema no está tanto en las normas, sino en las personas que las interpretan. Y hablo del mundo de la construcción y del planeamiento urbanístico.
Te pongo un ejemplo con los fondos Next Generation. Tenemos un problema para albergar actuaciones de rehabilitación con objetivo de eficiencia y sostenibilidad porque la propia normativa de los ayuntamientos todavía no lo contempla. Hablo por ejemplo de poner un aislamiento exterior a una fachada o colocación de placas fotovoltaicas, actuaciones que tienen un beneficio muy evidente para los habitantes y para el medio ambiente.
No tiene mucho sentido que para disfrutar de este tipo de actuaciones tardes mucho tiempo para poder adaptar las normativas o que las licencias de obras tarden meses y meses. Es un contrasentido que hablamos de la necesidad de reactivar la economía y que no se puedan empezar proyectos porque la licencia tarda un año o que todo el mundo se llene la boca de la necesidad de instalar placas fotovoltaicas y que la normativa te ponga trabas. Necesitamos que todo sea más ágil y fácil.
¿Qué piensas que la gente del sector puede aportar a la sociedad en el futuro?
A nivel de los agentes inmobiliarios, creo que se está haciendo una apuesta muy fuerte por la transformación y mejora del sector, para poner en valor la profesión. Y estoy convencido de que finalmente el agente inmobiliario será un actor imprescindible para ayudar a todo el mundo a encontrar su vivienda.
Hoy, a la sociedad le cuesta valorar el papel que jugamos los agentes del sector en general. Debemos trabajar por la mejora y reconocimiento de estas actividades y poner en valor la aportación que se hace en beneficio de los clientes y de la economía del país. La formación, profesionalidad, rigor y la transparencia aplicada a todos los procesos, ayudarán seguro a consolidar su papel.
¿Qué piensas del proyecto API?
Valoro mucho los esfuerzos de transformación y formación que están haciendo porque van muy en línea con lo que antes te comentaba, es decir, cómo deben ser los agentes de futuro.
Ya que hablamos de futuro, ¿qué nuevos proyectos tenéis?
Actualmente estamos llevando a cabo rehabilitaciones de edificios en los que alcanzamos metas de eficiencia que fácilmente certificamos con letra A. El modelo propio nos permite controlar los puntos principales donde actuar y garantizar su resultado. Pero ahora mismo estamos también muy centrados en un proyecto de viviendas que queremos que sea la recopilación de la experiencia acumulada en estos últimos años y una apuesta hacia la mejora de nuestra propia propuesta.
En la calle Santa Eugenia 36 de Girona estamos construyendo un proyecto de viviendas eficientes energéticamente, sostenibles, construidas con materiales saludables y que genera su propia energía. Un edificio que produce electricidad con una cubierta de placas fotovoltaicas, que integra un jardín vertical en el patio interior, que se climatiza con aerotermia y suelo radiante, que integra un sistema de ventilación interior controlada, que facilita el aprovechamiento de los espacios y relación con el exterior, y construido básicamente con materiales sostenibles y saludables. Una apuesta innovadora en el centro de la ciudad de Girona.