Marta es de esas mujeres que no te dejan indiferente. Con una sonrisa amorosa, una forma de hablar clara, directa y con una voz cálida, nos enamoró con sus recetas gastronómicas. Pero la vida la llevó a realizar un viraje y encontró en la palabra escrita la mejor manera de hacer diana en el corazón y en el pensamiento de cada uno de sus lectores. Con un lenguaje fresco, cercano y directo nos seduce para poner el mundo patas arriba para reformularlo todo, hacernos reflexionar y buscar la autenticidad y la verdad. Sus libros nos hacen mejores personas. ¡Recordad su nombre porque brillará mucho!
¿Cómo te defines?
Soy una mujer entusiasta, por encima de todo. Con el trabajo, perfeccionista y perseverante.
¿Qué es para ti el hogar?
El hogar es un espacio que nos permite olvidarnos del mundo.
¿Cómo descubriste tu vocación de escritora?
Con tres años dictaba poemas a mis padres, que los atrapaban al vuelo… Imagino que todo empezó ahí.
Te graduaste en un máster en Creación Literaria en la Universidad Pompeu Fabra. ¿Cuál es el secreto para crear relatos que hagan reflexionar a los lectores y se cautiven?
Si lo supiera, viviría de la escritura… Escribo sobre mis fantasmas, sobre lo que me obsesiona y que, a menudo, después de haber reflexionado, entiendo un poco mejor.
Participas en el proyecto de traducción Word for Word de la School of the Arts de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Cuéntanos en qué consiste este proyecto.
Fue un proyecto de traducción que se prolongó durante el curso, durante el cual yo traduje textos del inglés al catalán y una compañera tradujo fragmentos de El cielo según Google, mi primera novela, del catalán al inglés. Tuve la suerte de conocer la vida universitaria en Columbia.
Tú que vienes del mundo de la comunicación y has estado en diferentes medios como la radio y la televisión… ¿Cuál te gusta más y qué has podido aprender?
Me gusta mucho la radio: los tempos son relajados y la imagen no importa. Para hablar de libros, es perfecta.
De tus novelas, ¿con cuál te sientes más identificada?
Son las tres muy distintas. Matrioixques, quizá, por la historia que aborda, es la novela que me gustaría que llegara más lejos.
En una entrevista decías que «la escritura es un acto de empatía» . Cuéntanos por qué.
Se habla mucho de empatizar con los personajes, pero este, para mí, no es ni debe ser el objetivo de la lectura. En cambio, sí que es necesario que la autora, o el autor, pueda ponerse en su sitio. Si no, no habrá verdad ni verosimilitud en lo que narra.
¿Cómo te documentas para escribir tus libros? Cuando hablas de la adopción, de las parejas,
Sólo me he documentado en este último libro; el tema es muy delicado y así lo pedía.
En el libro que lleva por título Google […] ¿tú crees que todo pasa por Google? ¿Estamos tan enganchados a ello?
Pienso que somos más dependientes de lo que pensamos. Solo hay que ver qué ocurre cuando cae una red social o de mensajería, o lo que pasaría si una mañana no funcionara ningún navegador.
Hemos pasado la pandemia, ¿cómo has vivido ese cierre forzado?
Afortunadamente, mi entorno ha tenido suerte con la salud. Como lo que me gusta es leer y escribir, para mí no ha resultado traumático tener que quedarme encerrada.
Ahora nos presentas una novela nueva con un título evocador: Matrioixques. ¿Pesa mucho la herencia?
Pienso que sí… pero si pudiera resumirlo aquí, quizás no tendría que haber escribir la novela.
Hablas sobre la violencia contra las mujeres como arma de guerra… ¿cómo se puede ayudar a superar estos traumas?
Creo que la pregunta debería ser: «¿Qué podemos hacer para evitar que este tipo de violencia se siga perpetuando?»
Hablando de las nuevas generaciones. ¿Qué hacer para que sientan cariño por los libros? ¿O por el proceso creativo?
Yo no he encontrado la clave. Tengo dos hijas, las he educado igual y una ha sido siempre más lectora que la otra… hasta que parece que esto ha empezado a cambiar. En mi caso particular, parece estar relacionado con la llegada a la madurez, pero no sabría decirlo.
¿Qué les dirías a los jóvenes que quieren dedicarse a escribir?
Que perseveren. Escribir es un trabajo solitario, pide constancia… pero la sensación de haber escrito, si es lo que quieres hacer, es muy satisfactoria. Decía Dorothy Parker (o al menos yo he visto atribuida a ella la frase) que odiaba escribir, pero le encantaba haber escrito. Yo la suscribo.
Has vivido en muchas casas. ¿Qué recuerdo guardas de cada una de ellas?
En 47 años he vivido en 4 lugares diferentes, y aunque fuera para mejorar siempre me ha sabido mal dejarlos atrás.
¿Qué es lo que más valoras cuando buscas una?
Que pueda hacerla mía.
¿Te ves dejando la ciudad para vivir cerca del mar o de la montaña?
Solo si tuviera la vida económicamente resuelta. Me gustaría encontrar un sitio así donde dedicarme a escribir.
¿Hay algún objeto que siempre te has llevado contigo a todas las casas?
El otro día ponía una matrioska sobre la librería; la tengo desde los 10 o 12 años… Y me ha acompañado siempre.
A la hora de pintar una casa, ¿te gustan los tonos cálidos o el blanco?
Durante años tuve el comedor pintado de color crema. Ahora vivo en un piso donde todo es blanco: las paredes, las puertas y algunos muebles también.
¿Tienes un rincón de la casa en el que te inspiras para escribir?
Me gustaría tener un cuarto propio, pero de momento tengo un escritorio, en el dormitorio, donde me aíslo para encontrar la concentración que pide la escritura.
¿Eres muy ordenada o tienes tu orden en casa?
Mentalmente lo soy mucho. De puertas afuera, ya es otra cosa.
¿Cuál es tu rincón favorito de la casa?
Hace poco me he trasladado y, del piso nuevo, me gusta todo.
¿Qué proyectos tienes para este año 2022?
Cruzar los dedos para que Matrioixques se traduzca a tantas lenguas como sea posible.