Hoy tengo el gusto de hablar con Octavi Pujades, que seguro que el reconoceréis por sus papeles en el cine, el teatro y en la televisión. Y aunque su físico puede impresionar a más de uno, en la proximidad es una persona afable, sencilla y tranquila, muy alejada de la artificialidad de las estrellas de cine (que creen ser de otro planeta).
Ha aparecido en una larga lista de películas, series y obras de teatro, sobre todo de teatro, una de sus grandes pasiones. Y, últimamente, se ha lanzado al mundo de los musicales.
Octavi es, además, un hombre de familia, de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, y de estar en casa con los suyos.
Octavi, ¿qué es para ti el hogar?
Para mí, el hogar es donde puedes ser tú mismo, donde no tienes que pensar en otra cosa que cargar pilas. Es comodidad y refugio.
Naciste en Sabadell, ¿has vivido allí también?
No, no, nací en Sabadell porque en Cerdanyola no hay hospital, ¡pero soy de Cerdanyola! Y siempre he estado en mi ciudad, excepto cuando por trabajo he tenido que vivir en otros lugares. Pero debo decir que tengo un vínculo especial con mi ciudad: he vivido con mis padres, con mi expareja en tres casas diferentes y ahora he vuelto a casa de mi padre porque ya es muy grande y necesita ayuda.
Hablemos de primeras veces. ¿Cuál fue la primera vez que elegiste una casa?
La primera casa donde viví después de la de mis padres, de hecho, no la elegí yo. Fue el piso que compró mi expareja cuando se independizó. Al cabo de un tiempo, decidimos comprar juntos una casa sobre plano en una zona de nueva construcción de la ciudad. Y fuimos siguiendo el proceso de construcción durante dos años, hasta que ya nos la entregaron.
Seguro que tu profesión te ha llevado a vivir en muchos lugares, si tuvieras que explicar un recuerdo de entre todas las casas en las que has vivido…
Sinceramente, hay muchas que no las recuerdo. Recuerdo a la gente, los trabajos, pero las casas no. Con los viajes, mi separación y las muchas vivencias que he tenido, he llegado a la conclusión de que el hogar acaba siendo lo que tú llevas dentro, independientemente del espacio físico.
Es cierto que tengo muy buenos recuerdos de algunas casas, pero no las sabría describir con claridad. En cambio, sí que recuerdo con todos los detalles, y también con cierta añoranza, todas las personas con las que he compartido momentos en cada una de estas casas.
¿Qué es lo que más valoras cuando buscas una casa?
No valoro mucho el espacio, no necesito que sea muy grande. En cambio, sí que valoro mucho la luz y la ubicación. Si estoy con mis hijos y mi pareja, prefiero un lugar poco urbano, un entorno más amable. Ahora bien, si estoy trabajando, que a menudo implica más vida social, prefiero ser en el bullicio de la ciudad, sea cual sea.
¿En qué ciudades has vivido por trabajo?
¡Uf, a un montón! En Madrid, en Santiago de Compostela, en Coruña, en Valencia, en Bilbao, en San Sebastián… entre muchos otros lugares de España. A veces ha sido por períodos muy cortos de tiempo, lo que dura una obra de teatro, por ejemplo, pero la verdad es que he vivido en muchos lugares.
Durante el confinamiento, nos alegraste los días con stories con tu padre en las redes. ¿Como lo vivisteis vosotros?
Mejor de lo que pensaba, la verdad. El hecho de no poder trabajar y estar las 24 horas del día cuidando de mi padre, que es una persona mayor y muy exigente, pensaba que haría saltar chispas en todo momento. Y, sinceramente, creo que nos ha hecho descubrir muchas cosas el uno del otro y ha sido muy enriquecedor para ambos. Ahora que vuelvo a empezar a viajar, echa de menos tenerme todo el día a su lado. Pero, aunque tenga 91 años, es un hombre muy fuerte y se adapta a todo con bastante facilidad.
¿Y cómo le convenciste para hacer los stories?
Al principio, yo creo que él no sabía qué hacíamos. Pero como ya es mayor, le cuesta respirar y no puede salir prácticamente de casa, se aburre. Mira muchas series, pero el día se le hace largo.
Cuando empezamos a hacer fotos, le explicaba qué quería transmitir con cada una de ellas. Una vez editadas, se las enseñaba y le hacían mucha gracia y se fue viciando. ¡Después ya era él quien me reclamaba la foto! Y, aunque no conozca el mundo de las redes sociales, le hace mucha gracia cuando la gente le dice que lo ha visto en una foto. ¡La verdad es que tiene afán de protagonismo!
En las redes, a menudo implicas a tu familia.
Sí, aparecen mi padre, mis hijos, mi pareja… En mi profesión creo que es importante tener una presencia continuada en las redes. Y, sinceramente, yo no puedo ir cada día a hacer una foto bonita a no sé donde, así que, mi plató es mi casa y los protagonistas somos todos nosotros. Capto momentos cotidianos, como cocinar o desayunar.
¿Si decidieras marcharte de Cerdanyola, irías hacia el mar o hacia la montaña?
La verdad es que no sé qué decirte. Me gusta mucho el mar, pero en invierno me deprime, es demasiado melancólico. Quizás tiraría más hacia la montaña, pero no muy lejos de una ciudad, porque necesito este ritmo de vida y el frenesí que la caracteriza. Así que creo que me quedo en la ciudad.
¿Eres más de casas minimalistas o repletas de muebles?
Minimalista total. Me gusta convivir en un ambiente limpio, un suelo de parqué para poder caminar descalzo, una buena cama, un sofá cómodo y una buena tele para ver series y películas.
A partir de aquí, no soy decorar. Para mí, la belleza se basa en la funcionalidad. No me gustan los muebles recargados y no me gusta que haya cosas por el medio, excepto mis «fricadas»: cómics, cosas de La guerra de las galaxias, o de películas en general. Con esto sí que llenaría toda una habitación, como un pequeño museo.
¿Y de dónde te viene esta afición a los cómics y a La guerra de las galaxias?
¿Afición o fijación? [Ríe].
Yo soy hijo único y, como tal, me he criado jugando solo con muñecos y muñequitos. Nací en 1974 y la primera película de La guerra de las Galaxias es de 1977. Hubo un gran despliegue de merchandising y me fascinaron los personajes, las naves y todo. También me gustaba mucho leer y, por ello, leía muchos cómics y muchos libros. En definitiva, creo que son las típicas aficiones de niños solitarios, de aquellos que tienen que acostumbrarse a jugar solos.
¿A la hora de decorar, te gustan los tonos cálidos o los fríos?
No soporto los colores estridentes.
Si cálidos o fríos… me gusta combinarlos, dependiendo del tipo de casa. Si es pequeña, prefiero tonos blancos, pero si es más grande, añadiría otras tonalidades para que no pareciera una sala de espera de un hospital. ¡Pero siempre evitando los colores estridentes!
Eres muy ordenado… ¿o tienes tu orden?
No soy especialmente ordenado, pero como te he comentado, tampoco soy de tener muchas cosas. También me va a épocas y circunstancias. Por ejemplo, ahora viviendo con mi padre, no tengo más remedio que ser muy ordenado, porque él es un maniático del orden y te persigue en todo momento para que todo esté en su sitio. Podemos decir que no soy exageradamente ordenado, pero tampoco soy un desastre, así que me voy adaptando a las situaciones de convivencia.
¿Hay algún objeto que siempre te hayas llevado en todas tus casas?
La verdad es que no, no hay ningún objeto que me haya acompañado por todas las casas como si fuera un amuleto. Lo que sí que tengo es una mochila donde siempre llevo mi kit de supervivencia: todos los trastos del móvil, guiones, un libro electrónico para leer (imprescindible), y algo de comida como barritas de proteínas. Con eso, ya me puedo instalar en cualquier lugar.
Y ahora sí, tu rincón favorito es …
La cama, sin duda. Es la pieza principal de mi habitación, mi refugio para estar solo. Desde siempre, la cama ha tenido un gran protagonismo en mi vida: estudiaba en la cama, leía en la cama, jugaba en la cama. Es la pieza clave de mi casa.