Hoy hablaremos con la artista Pati Baztan. Una mujer muy joven que ha vivido mucho. Acaba de llegar de San Francisco donde ha expuesto su obra con gran éxito y cada vez que hablas con ella, descubres una nueva faceta suya. Su formación como arquitecto le ha permitido compaginar la pintura que se dedica, principalmente, con la creación de instalaciones a pequeña y gran escala.
Enamora su actitud frente a la vida, abierta al destino y con felicidad desbordante. No la pierdan de vista por qué dará mucho que hablar en el futuro.
- ¿Cómo te defines?
Me defino como una persona normal, con mucha curiosidad y muy vital.
- ¿Qué es para ti el hogar/la casa?
Mi casa es como un refugio, el lugar donde me siento más segura y a gusto.
- ¿Cómo descubriste tu vocación?
La vocación de arquitecta la descubrí en un viaje a Florencia con 18 años, me emocioné tanto al ver tanta belleza que quise aprender a poder hacer eso.
El de pintora fue en Serbia cuando estaba allí con una beca de intercambio laboral de la universidad. Yo no sabía dibujar y tenía una asignatura de dibujo al año siguiente que todo el mundo decía que era muy difícil, por eso, contacté con un pintor de allí que me estuvo dando clases durante los meses de verano. Me motivó tanto que acabé pensando que quizás servía para eso, desde entonces que no he dejado de pintar.
- ¿En tu casa siempre te apoyaron en tu vocación?
Cuando decidí dejar la arquitectura por la pintura fueron bastante reacios, les preocupaba que dejara de hacer lo que me había costado tantos años de esfuerzo emprender un camino tan incierto como es el del arte. Pero, ¿es que hay algo cierto?
- ¿Cómo pasas del mundo de la arquitectura a la pintura?
Muy despacio, de una forma muy natural. Mientras estudiaba siempre iba pintando. Después, ya licenciada, trabajaba un máximo de ocho meses en un estudio de arquitectura, lo dejaba, y con lo que había ahorrado, pintaba durante un año o año y medio, el tiempo que mis ahorros me lo permitieran.
Cada vez se fue dilatando más y más el tiempo que dedicaba a pintar, puesto que empecé a vender obras, hasta que al final ya no necesité trabajar como arquitecto para terceros y decidí dedicar toda mi energía a mi pintura.
- ¿Cómo defines tu obra?
Es expresionismo abstracto. Una obra que invita a desconectar la mente y solo oír. Me interesa mucho que no sea algo cerrado, con eso me refiero a dejar espacio al espectador para que acabe con su propia interpretación. El vacío en mis cuadros es igual o más importante que la parte pintada, me gusta pensar en mis obras como si fueran parte de algo mucho mayor.
- Ser pintora supone otro ritmo de vida… ¿Qué es lo mejor y lo no tan bueno?
Sí, es muy bueno, casi todo es bueno. Tengo mis propios tiempos, mucha libertad. Y esto hoy sé que es un privilegio, me siento muy afortunada. Por decirte algo no tan bueno, te diría el hecho de ser autónomo, que, en este país, ya se sabe, es bastante duro.
- Hablando de las primeras veces… ¿Cómo fue tu primer día que diseñaste un edificio como arquitecta? ¿Cuándo debutaste pintando y exponiendo por primera vez? ¿Cómo fue la primera vez que escogiste tu casa?
¡Hace tantos años de eso que ya ni me acuerdo de cuál fue el primero! Sí, sé que me encantaba proyectar, cuando pensaba en cómo serían los espacios, era como leer una novela, me metía dentro antes de que existieran, me paseaba mentalmente, era una sensación muy buena. Siempre he tenido mucha imaginación.
La primera pintura que hice por encargo fue en París. Viví allí un año, estudiaba en la universidad de arquitectura de París Villette, y me encargaron un cuadro de 1x4m.
Nunca había pintado más que postales que enviaba a mis amigos y a mi familia desde allí. Lo hice con lo que conocía hasta entonces, que era el pastel, que difuminaba con el dedo… ¡Imagina cómo me quedó el dedo después de hacer ese cuadro tan grande!
Desde que me independicé he vivido en muchas casas, normalmente no las he podido elegir, ha sido más una cuestión de adaptarme a lo que por suerte la vida me iba ofreciendo, y no puedo quejarme, he estado en lugares magníficos. Desde una casita de madera en medio de la nada en Uruguay en la playa, en la antigua casa del cura que cuidaba la iglesia de un pueblecito en Girona, en una casa preciosa compartida con 10 personas más en Banyoles. Ahora estoy en el campo, con mi perro y mis dos gatitas, muy cerca de Barcelona. Mi sitio preferido siempre es mi casa.
- ¿Qué es para ti el arte?
La vida toda
- ¿Cómo te inspiras?
Me encantaría saber de dónde viene realmente la inspiración. Es un gran misterio para mí. De los sueños, de la vida en general supongo, es algo que aparece de repente, como si siempre hubiera estado allí…
- ¿Tu arte pasa de las galerías en la calle? ¿Cómo es ese proceso de transformación?
Sí, además de pintar, también hago instalaciones artísticas. Es lo que me permite combinar mejor la arquitectura con la pintura, donde confluyen ambas cosas. Para mí es algo necesario, me permite salir de mi estudio, del espacio cerrado y expandir mi arte.
- ¿Cuáles son las dificultades de trabajar en la calle haciendo estas intervenciones urbanas…?
Es todo un reto porque, por un lado, están las inclemencias del tiempo, el viento, la lluvia. Por otro lado, está el vandalismo, lo que la instalación sea estable. Y después está el hecho de que, como normalmente, estas instalaciones son efímeras, es decir, son temporales. Hay que pensar en hacer algo que no altere el lugar donde se realizan, y desmontadas. Tampoco deberían dañar el medio ambiente…
- Acabas de presentar una instalación en el Museo del Diseño HUB, en Glòries… ¿Qué querías reivindicar?
Me preocupa mucho el momento en el que estamos hacia el planeta. Quería poner algo de conciencia en esto: en que tenemos mucho más poder de lo que pensamos, que, con pequeños gestos individuales, se consiguen grandes avances, y no debemos olvidar que la Tierra es nuestro hogar, lo tenemos que cuidar.
- ¿Qué opinas sobre la temporalidad de los murales? ¿Deben ser los murales permanentes y conservados en las ciudades?
La temporalidad no me parece mal si es algo rotativo, es decir, si no se elimina una obra de arte para dejar ese espacio vacío, si se intercambia por otra. Con esto no quiero decir que no interese también el espacio vacío, es igual de necesario, pero creo que, en el espacio público de nuestro país, hay poca presencia artística, y la gente le da respeto entrar en las galerías.
- Proyectos artísticos más importantes o que recuerdes especialmente/con más cariño.
La instalación que hice para la Fira de Tàrrega. La hice tres años consecutivos. Se trataba de embellecer el interior de una nave industrial del centro de la ciudad y convertirla en la sala vip de los artistas de la feria, un gran reto, ya que transformé la nave en un gran lienzo, el cuadro más grande que he pintado nunca.
- ¿Alguna aventura o anécdota destacada pintando que nos puedas contar?
En esta instalación, que te contaba de Tàrrega, iba tanto a contrarreloj que un día me dormí a 8 metros de altura sobre un andamio.
- ¿Cómo te inspiras para crear los nuevos cuadros?
Intento desconectar la mente y que sea el subconsciente el que haga el trabajo, uso la pintura como meditación.
- Hablando de ti… ¿Has vivido en muchas casas? ¿Qué recuerdos guardas de cada una?
Muchas sí. Recuerdo que la casa de madera en la que vivía en Uruguay en la playa, estaba construida en la arena, muy cerca del mar. Por las noches, se movía con el impacto de las olas contra la playa, era preciosa.
En Montevideo, estuve un tiempo en una casa de estas escondidas, en un patio de edificios, sin fachada a calle. Para llegar tenías que atravesar un par de portales. Era un sitio mágico, ajeno al mundo exterior.
En Banyoles compartía casa con ocho personas más, la casa era muy bonita, ¡hacíamos muchas fiestas!
- ¿Cómo es la casa de Pati? ¿Qué es lo que no falta?
Con mucha luz natural, sol en invierno, sombra en verano. Llena de recuerdos. Lo que nunca falta son Plantas.
- ¿Qué es lo que más valoras cuando buscas una?
El sol, la luz, el aire. Espacios amables donde no te sientas muy apretado.
- ¿Te ves dejando la ciudad para vivir cerca del mar o de la montaña?
No sabría volver a vivir en la ciudad, demasiados años ya en la naturaleza.
- ¿Tienes una casa minimalista o llena de muebles?
Llena de muebles.
- A la hora de pintar una casa, ¿te gustan los tonos cálidos o el blanco?
El blanco, y también el blanco roto.
- ¿Tienes un rincón de la casa donde te inspiras para crear?
Sí, mi estudio.
- ¿Eres muy ordenada o tienes tu orden en casa?
Depende de quien lo mire. ¡Para mi madre soy muy desordenada, pero para mis amigos soy la más ordenada de todos!
- Si volvieras a empezar, ¿te dedicarías a lo mismo y lo harías de la misma manera? ¿Qué cambiarías?
No cambiaría nada. He tenido mucha suerte.
- ¿Qué dirías a los jóvenes que quieren dedicarse al mundo del arte?
Que, si realmente creen en lo que hacen, los demás acabarán creyendo en ellos, y que no se rindan en los momentos duros, que hay muchos.
- ¿Cuáles son tus proyectos y retos de futuro?
Espero que mi arte me siga sorprendiendo, y que nunca me sea fácil. Que cada obra siga siendo un reto, siempre.