Regina Lahoz: «La colaboración inmobiliaria nos permitirá dar un servicio mucho más competente y más importante, tener la trazabilidad e información de todo el proceso»

En el centro de Barcelona, en medio del Eixample, está la oficina de Cafur. Hace unos años que la han renovado y, cuando entras, un ambiente sereno y confortable te acoge. En una pared, resaltan los valores de la empresa consolidada, que, desde 1930, administra fincas y patrimonios desde su proximidad. Al frente de todo está Regina, una mujer admirable, con una gran fuerza, tenacidad y constancia que con los años ha impreso su sello, liderando desde la complicidad, la confianza y la responsabilidad compartida. Escucharla ha sido fantástico, ya que vive intensamente todo lo que crea: una empresa en la que las personas, el trato cercano, el compromiso y la innovación son el centro.

¿Cómo fueron tus inicios en el sector inmobiliario?

Yo soy abogada de profesión, estudié Derecho y ejercí muchos años como abogada. De hecho, puede decirse que llevo poco tiempo en esta profesión, unos once años. Y no soy una API, digamos, tradicional. Yo no estoy en el día a día de las operaciones comerciales porque mi trabajo es la dirección general.

Salté del mundo de la abogacía, desde donde asesoraba a empresas del sector inmobiliario, a Cafur, la empresa familiar, pero entrando directamente en la parte directiva. Yo siempre le había dicho a mi padre que no me esperara en la empresa familiar, pero él fue lo suficientemente listo para no presionarme y hacia el año 2010 me despertó la inquietud de formar parte del proyecto. Y la verdad es que no hay nada mejor que hacer algo cuando te sientes preparado. Fue todo un reto entrar a formar parte de Cafur.

Qué reto ser la segunda generación de una empresa así.

¡Por supuesto! Diría que éste fue el segundo gran reto. Mi padre dirigía la empresa con un estilo muy personal y protector con su gente, con mucho cuidado. Era un hombre con mucha visión, un gran líder y la gente le seguía ciegamente. Nuestro equipo, aunque se va renovando con la entrada de gente joven, está integrado por personas que llevan muchos años en la empresa y confiaban en él. Cuando enfermó y poco después murió, para mí, hacerme cargo de su legado fue un reto enorme.

Tuve la suerte de que, las personas clave que habían estado su mano derecha durante años, me apoyaron y me dieron toda su lealtad y conocimientos. Esto me ayudó mucho. Y, evidentemente, poco a poco he ido haciendo mía la empresa.

Hablemos de los cambios. ¿En qué tipo de empresa imaginabas convertir a Cafur cuando asumiste la dirección?

Bien, la verdad es que, como te decía, ya ha habido cambios y renovaciones, pero todavía me queda camino por tener la empresa que yo imagino. La transformación digital es fundamental y una parte muy importante, y nada fácil. Es necesario acostumbrar a los clientes a otro tipo de comunicación, sin que esto quiera decir renunciar totalmente a la más tradicional.

 

Yo creo en la comunicación a través de los nuevos canales, pero sin perder la personalidad. Esta es la columna vertebral de lo que estoy construyendo: mucha digitalización, mucha comunicación, pero sin perder la esencia de lo que somos y dando toda la importancia al trato directo y personal con el cliente.

¿Has cambiado el modelo de negocio?

No, cambiarlo, no. Diría que lo estamos evolucionando desde el punto de vista que te comentaba. Como empresa, nosotros hacemos muchas cosas, pero las más importantes son la gestión de comunidades y patrimonio. Y de ahí el resto de servicios como la comercialización de inmuebles, seguros, asesoría jurídica, fiscal, etc. Todo este negocio tradicional es el que estamos haciendo evolucionar hacia lo que piden los clientes cada vez más: más tecnología, mayor eficiencia sin perder la proximidad.

¿Qué cambios has visto en el mercado en estos últimos años aparte de la digitalización?

El mundo cambia y evoluciona a toda velocidad y nosotros debemos hacer lo mismo si no queremos quedarnos atrás. Los clientes individualmente también han cambiado mucho, están muy informados y esto les hace ser más exigentes. Pero esto es bueno, puesto que nos ayuda a crecer y a mejorar.

La misma evolución que te comento es la que impulsa nuevos modelos de negocio que han llegado para quedarse en el sector y que también son un impulso por los que tenemos un modelo más tradicional. La competencia en este sentido siempre es positiva porque creo que también nos hemos visto obligados a cambiar ciertas formas de hacer, a levantar la mirada y darnos cuenta de que todo cambia muy rápido. El “sector tradicional” se ha vuelto más abierto y colaborativo y esto nos motiva a formar parte de muchas asociaciones con otras empresas como la nuestra.

Creo que nuestro sector en el pasado era muy endogámico, muy cerrado y nada se compartía con el resto. Ahora hemos dado paso a una nueva forma de hacer las cosas donde nos comunicamos y ayudamos entre nosotros para mejorar y ser más competitivos.

¿Cuáles son los valores de tu empresa?

La tradición, porque significa confianza, solvencia. Es nuestra marca como empresa y se refleja con el trabajo realizado desde 1930, que no es poco. También para nosotros es muy importante la preocupación por las personas, ayudarlas a crecer y hacer cada día mejor las cosas. Yo soy muy persistente en forzar los cambios de forma paulatina, paso a paso. Nunca me canso. Y al final, llego a donde creo que debemos ir, sin quebrar. Desde la dirección de Cafur intentamos mejorar todos los días y, aunque la resistencia al cambio a veces puede ser grande, con paciencia se consiguen los resultados deseados.

Podemos decir que usted ofrece un servicio 360º alrededor de un edificio. ¿Pero cómo evoluciona este tipo de servicio?

Hace unos años era una tipología de servicios más clásica, que cubría las necesidades típicas de una propiedad, como pueden ayudarles cuando hay un problema técnico o legal.

Ahora, en cambio, estamos evolucionando mucho en la forma en que damos estos servicios. El sector evolucionará hacia las plataformas digitales que nos permitirán ofrecer nuestros servicios de forma individual y colectiva a la vez. Va ligado al tejido asociativo que antes te comentaba. Si yo puedo unirme con 10 administradores más y sumar esfuerzos, cuando queramos contratar un servicio a un proveedor, sacaremos mejores condiciones que si cada uno va por su parte. Esto, la colaboración inmobiliaria, nos permitirá dar un servicio mucho más competente y más importante, tener la trazabilidad e información de todo el proceso.

Además, la información permitirá dejar de ser tan reactivos en el día a día y evolucionar hacia un servicio más proactivo, preventivo y en beneficio del cliente.

El efecto de la pandemia también se ha notado mucho en nuestro negocio. La gente valora mucho más su tiempo y, por ejemplo, las reuniones de vecinos maratonianas que empezaban muy tarde y se alargaban tanto, son cada vez más residuales. Aunque ahora se pueden hacer reuniones a distancia, todavía queda mucho camino por recorrer en este sentido.

También han entendido, de paso, que nosotros también tenemos familia. Una pandemia terrible nos ha traído algunos cambios sociales buenos. Nosotros, como empresa, también hemos cambiado y apostamos fuertemente por una buena conciliación entre vida laboral y personal. Por ejemplo, hemos cambiado nuestro horario, tenemos turnos para comer, lo que nos permite salir a las 18 h y nos ayuda mucho en la conciliación familiar. También ofrecemos mucha flexibilidad a las madres. Porque ser madre nunca debe ser un impedimento para tener una vida laboral satisfactoria. Creo que son cambios que benefician a nuestras personas y también a nosotros como empresa.

Ahora has hablado de la pandemia. ¿Os ha cogido preparados tecnológicamente?

La verdad es que salimos lo suficientemente bien para que nos lo vemos a venir. Semanas antes del cierre, ya vemos qué ocurre en otros países como Italia. Así que, nos pusimos a trabajar con los informáticos para tenerlo todo listo en caso de tener que trabajar desde casa, tal y como ocurrió.

Y llegó ese viernes, creo que era el 13 de marzo. Y todos los trabajadores nos fuimos a casa con todo lo necesario para afrontar el teletrabajo. Y cuando pudimos volver, lo hicimos de forma muy paulatina. Lo recuerdo como un momento muy duro para todos.

¿Cómo te has hecho un puesto como mujer directiva en un sector en el que la mayoría de los cargos directivos los ocupan hombres?

En mi caso, el cargo directivo vino por las circunstancias, no porque yo hubiera hecho carrera en la empresa. Como sabes, esto es una empresa familiar y mi llegada vino acelerada por la rápida enfermedad de mi padre, que se llevó en pocos meses. Lo que sí es verdad es que llegaba yo, una mujer, a sustituir a mi padre, un hombre, con una trayectoria muy larga, con un estilo de liderazgo muy personal y admirado por toda su gente.

Fue difícil porque, además, tenía que ponerme al frente de la empresa con la tristeza por el duelo que estaba haciendo, muy dentro de mí y de forma muy abrupta, sin apenas tiempo para reflexionar. Pero lo sacas adelante y, cuando pasa el tiempo y ves todo lo que has hecho, todos los obstáculos que has superado, te sientes empoderada como mujer y tienes una brutal inyección de confianza en ti misma.

¿Cómo es tu estilo de liderazgo?

Creo que va muy ligado a la figura de mi padre. Los primeros años de estar aquí yo me esforzaba por intentar ser como él. Pero un día me di cuenta de que iba a ser yo misma, reivindicarme con mis defectos y mis virtudes, y aceptarme. Y como me lo creí, también lo creyeron el resto de la empresa. Estaba segura de mí y de qué hacía y la gente entendió que en la empresa había habido un cambio.

Así que mi liderazgo empezó por reafirmarme, por aceptarme como persona y como profesional. Desde este punto de partida creo que mi liderazgo es muy cercano, como yo misma. Creo mucho en el equipo y en la responsabilidad compartida, pero soy muy autocrítica y creo que la responsabilidad final de los errores está en las personas que dirigimos la empresa y no en la persona en concreto que lo haya podido cometer. También con los años he aprendido que no puedo agradar a todos por igual y que, dentro de la empresa, habrá gente que me valorará positivamente, que empatizará conmigo y otra que quizás no lo haga tanto. Y creo que es importante entender esto, aceptarlo con naturalidad y pensando que es bueno que haya pensamiento crítico con el trabajo que hago porque esto me ayuda a mejorar.

¿Qué piensas de las nuevas leyes sobre la vivienda?

Lo cierto es que todo es bastante caótico porque va saliendo una ley tras otra.

Ahora, el Constitucional ha invalidado la regulación de los precios de los alquileres. Parece todo demasiado improvisado. Es evidente que hay un problema de vivienda, pero no me parece razonable que se haga corresponsables de ello a un segmento de propietarios al que se les llama grandes tenedores cuando son propietarios de más de 15 viviendas. No parece lógico que la administración corte por el mismo patrón a una persona que tiene 10 viviendas que a una que tiene 100 o a un fondo de inversión o un banco que tiene 1.000. No tiene sentido tratar a estos colectivos como si fueran lo mismo porque nada tiene que ver una realidad con la otra.

Yo sería muy partidaria de poner normas muy estrictas a las grandes corporaciones, pero los pequeños propietarios, que ya contribuyen con un montón de impuestos asociados a los bienes inmuebles, que deben invertir dinero en el mantenimiento de las fincas y que cada año pagan también por su patrimonio, no están en situación de poder asumir las consecuencias de las últimas disposiciones y normativas.

El problema de la falta de acceso universal a la vivienda debe resolverse, evidentemente, pero son las administraciones públicas las que deben hacerlo de forma autónoma o con colaboraciones públicoprivadas, donde administración y promotores pueden alcanzar acuerdos para la construcción de edificios por vivienda social. Y hay muchas más salidas viables para llegar al objetivo deseado en cuanto a vivienda. Creo que si tenemos un problema como el que tenemos, sería de sentido común flexibilizar algo las leyes y, así, ampliar el parque de vivienda de la ciudad.

Por lo general, no se ha escuchado a todas las partes implicadas antes de tomar estas medidas y esto ha provocado errores importantes en las últimas leyes que, lejos de producir el efecto buscado, redundan directamente en la retirada de muchos pisos de pequeños propietarios del mercado de alquiler.

Tú estás en FIABCI y en otras entidades. ¿Crees que la mujer está cada vez más presente en este tipo de organizaciones?

Si, creo que poco a poco nos estamos haciendo nuestro sitio, tenemos más visibilidad, pero porque nos hemos esforzado, no porque nos lo hayan puesto fácil.

Creo que vivimos un momento en el que hemos puesto en valor nuestras capacidades y nos estamos haciendo valorar. Y esto es muy importante. Yo no soy nada radical, en el sentido de que no quiero ni me gusta que en este tipo de organismos se fuerce a que haya más mujeres que hombres o al revés. Pienso que tenemos formas distintas de afrontar los temas y que es enriquecedor que los dos enfoques se pongan sobre la mesa. Pienso que lo mejor es un buen equilibrio entre todos, con gente preparada.

Explícame qué es LOV viviendas.

LOV es el acrónimo de Hogares On Viure. Es una iniciativa que nace del problema que encontramos los administradores y es que nuestros clientes no nos ven como sus APIs, nos ven sólo como gestores. Hacemos las tareas administrativas, llevamos la contabilidad de sus fincas, les solucionamos problemas, pero cuando tienen que vender su piso, llaman a una inmobiliaria antes de recordar que nosotros somos los que mejor conocen su finca y la persona de confianza desde hace años.

Para solucionar esto, hace ya unos tres años puse en marcha LOV como forma de diferenciar la actividad de Cafur, como administradores de la actividad de API. Lo cierto es que le estamos dando un nuevo impulso. Mi voluntad es que nos vean como dos entidades desvinculadas, una realizando tareas de administración y otra de API. ¡Creo que con un poco de tiempo lo conseguiremos!

¿Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren comprar una vivienda?

Sin duda, que se pongan en manos de un profesional. Aunque hoy en día hay mucha información al alcance de todos y los clientes están muy bien informados, hay cosas que solo puede solucionarlas un profesional. Es un proceso en el que intervienen diferentes temas tanto de negociación como aspectos jurídicos que pueden ir desde el asesoramiento fiscal como la cancelación de una carga. En fin, hay muchos aspectos diferentes que deben dominarse si quieres que el proceso sea un éxito.

Aunque la compra de una vivienda es una de las decisiones más relevantes que una persona toma en su vida, a menudo no se le otorga esa importancia. Así que un único consejo: ponerse en manos de un buen profesional.

¿Y cuál crees que debería ser la formación que deben recibir estos profesionales para dar un buen servicio?

Yo creo mucho en las profesiones regladas por un colegio o asociación que vela por que todos los profesionales ejerzan su profesión bajo el paraguas de un código ético basado en buenas prácticas. Creo que es muy necesario para nuestro sector a nivel de profesionalidad, imagen y credibilidad. La formación continua es imprescindible para mantenernos al día con un reciclaje permanente.

¿Cómo valoras el proyecto de API?

Estoy muy satisfecha de formar parte de API. Quiero resaltar la innovación y la apuesta tan fuerte por la tecnología que se está haciendo. Los esfuerzos por digitalizar la profesión, por tener trazabilidad de todo lo que se hace en una operación, por dar este sello de calidad que tanta falta nos hace son muy relevantes. Creo que mediante la tecnología se ha encontrado la brecha para elevar el nivel de la profesión. Y también me parece muy relevante la expansión en el resto de España y a nivel internacional, puesto que es una forma de exportar nuestra forma de trabajar, nuestro producto.

Sé que te gusta el marketing. ¿Qué importancia le das dentro de tu empresa?

Sin duda es muy importante, pero todavía estamos lejos de dedicarle los esfuerzos que requiere una comunicación bien segmentada. Nosotros, concretamente, hacemos campañas todas las Navidades de las que estamos muy orgullosos porque siempre buscamos una causa solidaria y hacemos partícipes a nuestros clientes.

Hacemos diferentes acciones, pero siempre hay camino para mejorar para conseguir un marketing y comunicación de calidad. En nuestro caso, siempre hemos intentado ofrecer contenidos diferentes, tanto en la newsletter como en otros canales, tocamos temas diversos en nuestro blog, como la ciudad, los artículos jurídicos de nuestro abogado o nuestra sección de “Edificios con Historia”, que a mí personalmente me encanta.

Esta idea nació de la muy buena relación que tenemos con la organizadora del festival Barcelona 48 horas Open House, que abre edificios emblemáticos al público para poder visitarlos. Pensé que sería bonito contar la historia de esos edificios, pero no la historia que la gente puede encontrar en internet, sino las historias escondidas, esas que no todo el mundo sabe. Y le encargué el trabajo a una periodista que ya colaboraba con el festival.

Nos gusta esto, vincular el marketing a nuestros valores. El gran reto que tenemos ahora es aterrizar bien todo esto y hacer que llegue a mucha más gente. El marketing tiene una importancia brutal si está bien traído y creo que aquí tenemos campo de mejora.

¿Qué pueden aportar los agentes inmobiliarios a la sociedad ahora y en el futuro?

Garantías y seguridad en el proceso de compra de una vivienda, que es una de las decisiones más importantes en la vida de una persona. Y también aportar el compromiso firme de representar a todos por igual: compradores, vendedores e inquilinos. Debemos huir de que se nos vea como representantes sólo de una de las partes porque nuestro trabajo también consiste en que todas las partes sientan que se ha llegado a un acuerdo justo y satisfactorio para todos.

¿Qué le dirías a los jóvenes que quieren incorporarse en este sector?

Que tengan la mente, los ojos y las orejas bien abiertas. Que capten y absorban todo lo que sucede a su alrededor. Que escuchen bien lo que unos y otros quieren y que no tengan miedo a compartir con el resto de compañeros de profesión. Yo creo mucho en la gente joven. Tenemos gente joven emprendedora y con mucho talento que seguro transformará el sector porque son ellos quienes tendrán que centrarse en las nuevas necesidades de las próximas generaciones.

Hablamos de futuro, de nuevos proyectos.

Los nuevos proyectos para el futuro creo que están resumidos en toda la entrevista. Me gustaría seguir construyendo el Cafur que he imaginado: más moderno, digital, transversal y alineado con los nuevos tiempos.