Sergi y Germán Almendros «Queremos que la sociedad confíe en nuestra capacidad y nos vea como profesionales formados y responsables»

Muy cerca del Turó Park está Fincas Almendros. Al abrir la puerta tienes la sensación de haber entrado en otro mundo. Te rodea la calidez, el confort, la luz. Parece como si estuvieras en casa. Y si sumamos la acogida de Sergi y Germán, las almas de la agencia, son la personificación de sus valores, la honestidad y el buen rollo. Ellos dos se complementan y han creado un espacio único sumando la experiencia heredada de su padre y su nueva mirada, poniendo al cliente en el centro de todo.

¿Cómo fueron vuestros inicios en el sector?

Nuestro padre trabajaba en una Notaría y allí empezó su primer contacto con el mundo inmobiliario. Después empezó a vender solares y edificios y a hacer promociones inmobiliarias con un grupo de socios. Y posteriormente, se dedicó a temas de gestoría con la antigua Caixa de Barcelona. Sergi empezó a trabajar a los 18 años en la empresa familiar y luego se unió Germán. Cuando Caixa de Barcelona fue adquirida por Caixa de Pensions, dejamos de prestar nuestros servicios.

En ese momento, nuestro padre ya era mayor y no quería continuar en esta nueva situación. Los dos hermanos decidimos continuar en la intermediación, especialmente en operaciones de solares y edificios, que fue lo que nuestro padre nos había enseñado. Poco a poco, comenzamos a realizar más operaciones de venta y alquiler de todo tipo de productos, y contratamos a la primera persona que se unió a nosotros, ya que los dos solos no podíamos gestionarlo todo. Han pasado aproximadamente 40 años desde entonces, seguimos creciendo y hace unos 20 años abrimos el departamento de administración de fincas, así que desde entonces nos dedicamos a la Gestión de Patrimonios y a la Administración de comunidades, además de la compraventa y alquiler. Actualmente, somos un equipo de 17 personas.

Por lo que veo, Germán no fue algo que tuvieras en mente desde el principio, ¿verdad?

En mi caso, en absoluto. ¡Yo quería ser actor! Después de terminar COU, le dije a mi padre que quería estudiar teatro, pero él se negó y me dijo que estudiara derecho. Así que estudié derecho mientras trabajaba con mi padre, lo cual me proporcionaba ingresos para estudiar por las tardes y noches en la escuela Nancy Tuñón, que es una escuela de teatro en Barcelona. Estudié allí durante 4 años mientras también estudiaba derecho, pero a un ritmo tranquilo. Después de finalizar los estudios de teatro en Barcelona, me fui a Nueva York durante 2 años para seguir estudiando teatro en el Lee Strasberg Theater Institute. Cuando regresé, le dije a mi hermano que tenía claro que quería ser actor, y él me dijo que mientras no encontrara trabajo como actor, podía trabajar en la empresa. Estuve entrando y saliendo de la empresa durante un tiempo porque tuve la suerte de conseguir papeles secundarios en algunas películas y también participé en diversas obras de teatro. Pero el día a día era muy demandante y me di cuenta de que no se podía estar en el mundo de la actuación si no le dedicaba el 100%. Tenía que decir «no» constantemente a audiciones o a eventos donde podía conocer a personas interesantes relacionadas con el mundo de la actuación, y con esas limitaciones, no podía construir una carrera en el sector. Así que decidí terminar mis estudios de derecho y dedicarme por completo a la empresa familiar.

Pero entiendo que ahora ya les has cogido el gustillo al oficio, ¿no?

He cogido el gustillo a ser socio de mi hermano, eso es lo mejor. Trabajar con el equipo es genial porque lo pasamos muy bien, y el trabajo en sí es enriquecedor. Aunque la parte más agradecida es la comercial, la que lleva mi hermano Sergi. No me quejo, las cosas van bien y disfruto mucho trabajando con mi hermano y todo el equipo. Es una buena recompensa.

¿Cuál fue vuestra estrategia, la que os llevó al modelo de negocio que ahora tenéis?

Comenzamos enfocándonos totalmente en la parte comercial: compra-venta y alquiler. Sin embargo, un día un cliente al que le habíamos alquilado su piso nos pidió que también lo administráramos. Al principio nos resistimos porque no era nuestro enfoque ni nos interesaba, pero finalmente aceptamos. Luego vinieron otros pisos, despachos y, por casualidad, nos encontramos administrando fincas. Este trabajo requiere mucha dedicación y tiene ingresos limitados, pero son ingresos recurrentes que siempre son importantes y además te brinda la oportunidad de conocer a mucha gente.

Lo valoramos y tomamos la decisión de también apostar por la vertical de la administración de fincas. Sergi dirige el departamento de intermediación y Germán la administración de propiedades y comunidades. La verdad es que hemos realizado cambios significativos en todos los aspectos respecto de la empresa anterior.

¿Cuáles son los cambios más importantes en el sector, en el mercado y en los clientes que habéis tenido que afrontar?

En primer lugar, hay mucha más burocracia que hace 15 años, por mencionar una referencia. El cliente está mucho más informado que antes y tiene muchos más conocimientos. Esa parte, en mi opinión, es positiva. Sin embargo, la burocracia y los constantes cambios legislativos hacen que tengamos que dedicar una parte significativa de nuestro tiempo a cuestiones no puramente productivas.

¿Cuáles son los valores de Fincas Almendros?

Mira, cuando entrevistamos a personas para contratarlas, siempre les decimos que aquí hay cosas innegociables: que haya buen rollo entre todos y que también haya mucha honestidad tanto con los clientes como con los compañeros.

Consideramos que hablando se entiende la gente; si hay un problema, lo hablamos y lo resolvemos.

Si cometemos un error con un cliente, lo asumimos abiertamente, aunque tenga un impacto negativo para nosotros.

Y por encima de todo, intentamos tener mucha empatía con todo el mundo y ser personas. Por ejemplo, si algún compañero nos dice que su hijo está enfermo, le decimos que se marche inmediatamente a estar con él. Todos somos personas, todos tenemos hijos o madres enfermas o padres que están muy mayores y que nos pueden necesitar en algún momento. Así que lo resumiría en ser humanos, muy honestos y muy transparentes tanto internamente como externamente.

¿Ofrecéis un servicio 360 a vuestros clientes?

Sí, completamente. Además de lo que hacemos internamente tanto en la parte comercial como en la administrativa, tenemos acuerdos de colaboración con empresas de confianza que ofrecen servicios auxiliares a nuestros clientes, tanto de aspectos legales, arquitectónicos, hipotecas, seguros, reformas, en fin, dentro del mundo inmobiliario ofrecemos todos los servicios que alguien pueda necesitar. Uno de nuestros objetivos siempre ha sido que cuando un nuevo cliente entre por la puerta, no tenga que ir a ningún otro lugar, porque nosotros se lo solucionamos todo.

¿Cómo os afectó la pandemia? ¿Os obligó a cambiar mucho la forma de trabajar?

El departamento comercial estuvo parado completamente; por ley, no podíamos realizar visitas. El departamento de administración de comunidades y gestión de patrimonio ya estaba muy preparado tecnológicamente, y al día siguiente todo el equipo pudo trabajar desde casa sin problemas.

Tuvimos una avalancha de contratos que debíamos modificar debido a acuerdos de reducción de rentas entre propietarios e inquilinos; llegamos a modificar unos 300 contratos. Lo llevamos bien porque todo el equipo trabajó mucho desde casa y pudimos cumplir con los clientes.

¿Y los clientes aceptaron bien los cambios?

Por lo general muy bien; no tenían más remedio, ya que lo decía la Ley. Se adaptaron perfectamente a realizar las reuniones por videoconferencia.

En el aspecto comercial, si algo «bueno» tenía esa situación es que las normas eran las mismas para todos y, por lo tanto, aunque algún cliente pudiera insistir en ver un piso físicamente o reunirse en persona, la respuesta era siempre la misma: lo siento mucho, pero no se puede, así que realizamos muchas visitas virtuales a los inmuebles que teníamos en comercialización, con muy buen resultado.

¿Y la vuelta a la normalidad?

La verdad es que ha sido muy buena, de forma paulatina, espaciando el teletrabajo. Pero el equipo enseguida nos pidió volver aquí porque el ambiente que hay es muy bueno, y disfrutamos mucho trabajando juntos.

Hablemos de la nueva ley de la vivienda. ¿Qué opinión os merece y cómo estáis enfrentando tantos cambios?

Honestamente, nos preocupamos bastante cuando hace unos años se aprobó la primera ley que aprobó el Parlament de Catalunya, pero después de tantos cambios e incertidumbre, estamos en modo de “a ver qué pasa». Tenemos colegas de profesión que están muy inquietos, pero hemos decidido no preocuparnos, esperar a ver qué ocurre y adaptarnos. Lo estamos viviendo con tranquilidad y confiando en los planteamientos colectivos que surjan de los colegios profesionales, ya que es un tema que afecta a todo el sector y no solo a una empresa en particular. La verdad es que hemos vivido momentos más difíciles, como la pandemia de COVID-19 o la crisis de 2008 y siempre hemos conseguido salir reforzados.

¿Cómo realizan la captación de clientes? ¿Se apoyan en el marketing?

La mayoría de nuestros clientes provienen de recomendaciones de personas con las que hemos trabajado.

Creemos que la forma en que cuidamos a nuestros clientes fomenta que nos recomienden, por lo que no necesitamos depender demasiado del marketing.

Hablemos del mercado después de la pandemia. ¿Cómo os ha ido a vosotros?

La verdad es que nos ha ido bien. Todo el mundo estaba expectante por ver cómo se comportarían los precios y si habría una gran caída. Nosotros no hemos tenido grandes problemas. El año pasado fue bueno y esperamos que este año también lo sea, ya que todo indica que así será.

¿Qué recomendación daríais a alguien que quiere vender una vivienda?

Principalmente, le sugeriríamos que la dé a comercializar en exclusiva, a quien sea, pero con una sola agencia de confianza. Es similar a cuando consultas a otros profesionales (abogados, médicos, arquitectos…): consultas a varios, pero el trabajo solamente se lo encargas a uno. Creemos que en la intermediación debería ser lo mismo: Busca a alguien en quien confiar y permítele hacer bien su trabajo.

Me habéis contado que la mayoría de los clientes llegan por recomendación, pero ¿realizáis estrategias de marketing?

Sí, pero principalmente nos enfocamos en el marketing relacional, estando presentes en redes sociales sin ser demasiado invasivos. Preferimos establecer relaciones sólidas. Además, somos patrocinadores del Club de Tenis Barcelona (RCTB-1899) y del Club de Esquí Nuria-Masella Cerdanya (CANM-C). Consideramos que es una extensión de las relaciones que ya establecemos en persona.

¿Qué opináis sobre el intrusismo profesional en el sector y qué formación debería tener una persona para ingresar en este ámbito?

Consideramos que es crucial que el sector esté regulado y que no está bien que cualquier persona pueda ejercer sin contar con una formación mínima y una colegiación obligatoria. Esto podría lograrse mediante oposiciones, cursos obligatorios u otros métodos, con el objetivo de garantizar que aquellos que ingresen al mercado tengan los conocimientos necesarios para brindar un buen servicio a los clientes. Además, la formación continua también es fundamental debido a los constantes cambios en legislaciones y tecnologías de todo tipo.

Pensemos en el futuro. ¿Qué pueden aportar los agentes inmobiliarios a la sociedad en los próximos años?

¡Es una pregunta difícil! Nos gustaría que la sociedad percibiera a los agentes inmobiliarios como profesionales formados, con conocimientos y responsables. Nos gustaría que cuando las personas deseen comprar o vender una propiedad, se acerquen a nosotros porque confían en nuestra capacidad para ayudarles y vean en nosotros a profesionales en quienes confiar. Debemos combatir la mala praxis en el sector para que se valore nuestro trabajo. Gestionamos la inversión más importante en la vida de la mayoría de las personas, y eso conlleva una enorme responsabilidad; no podemos defraudarles. Debemos cambiar la imagen, incluso en algunas administraciones públicas, que nos perciben como oportunistas que no aportamos nada. Los verdaderos profesionales aportamos mucho a las personas que confían en nosotros para realizar una inversión tan importante como la compra de una vivienda.

¿Qué opinan del nuevo proyecto de la AIC?

Observamos un enfoque nuevo y muy activo. Parece que se está dinamizando mucho.

Estamos encantados con las formaciones que nos ofrecen y esperamos que continúen impulsando el progreso como lo han estado haciendo hasta ahora.

¿Qué les diríais a una persona joven que desee ingresar en el sector?

Que se forme adecuadamente. Entrar en el sector inmobiliario puede parecer fácil, pero mantenerse y crecer no lo es. Esto implica trabajar arduamente y capacitarse constantemente para conocer el sector y ofrecer el mejor servicio posible a los clientes.

Hablemos del futuro. ¿Cuáles son vuestros principales retos?

Dar a nuestros clientes un servicio de 360 grados, con respuesta humana, eficaz y profesional. Para ello nos estamos formando constantemente e implementamos las últimas herramientas tecnológicas que nos permiten posicionar al cliente en el centro y darle un servicio exclusivo y personalizado.