Hoy me he adentrado por el barrio de Sant Martí, junto a la Gran Via, para encontrarme con Susana Porcar, el alma de Home Project 77. Ella es energía, vitalidad, empoderamiento y experiencia. Lleva casi toda una vida dentro del sector y se nota que tiene ese talento del que conoce y sabe hacer bien su trabajo. En el centro de todo están los clientes y ella moverá cielo y tierra para hacer realidad sus sueños. Ella también tiene muchos sueños, pero con tenacidad les hará realidad.
– ¿Cómo fueron tus inicios en el sector inmobiliario? ¿Era tu vocación? ¿Cómo te preparaste?
Aunque soy licenciada en Publicidad y RRPP, desde siempre me ha llamado la atención el mundo inmobiliario y las reformas. Empecé trabajando en Publicidad, en la parte comercial, y mientras íbamos haciendo inversiones en viviendas, junto con mi pareja de entonces. Después de realizar algunas compraventas, con 24 años empecé a trabajar en una constructora que vendían pisos de obra nueva en Castellón. Estuve trabajando durante 9 meses y para mí fue como un máster en ventas. Hice un par de cursos de dirección de empresas inmobiliarias y de asesor inmobiliario con Ramon Seguí, y en 2003, con 25 años, decidimos con 2 socios más montar nuestra propia agencia. Desde entonces, no he parado de formarme a través de los cursos que imparte el Colegio, ponencias, etc.
En junio de 2021, después de 18 años en la misma empresa, decidí que necesitaba parar y realizar un cambio. Estaba saturada de la inmobiliaria. Entonces un amigo de la escuela me ofreció la opción de unir sinergias y montar una empresa de reformas y servicios inmobiliarios, el actual Home Project 77.
– ¿Por qué optaste por este modelo de negocio? ¿Cuál es tu estrategia o cambios has aportado para mejorar la empresa?
Decidimos crear Home Project 77 pensando en poder ofrecer unos servicios integrales a todo el mundo que lo necesitara, desde el asesoramiento inmobiliario tanto en alquiler como en compra, pasando por pequeñas reparaciones, hasta una reforma integral, poder ofrecer nuestros servicios tanto en particulares como empresas del sector. Los servicios inmobiliarios y las reformas pueden nutrirse mutuamente y el hecho de que la propia empresa le pueda dar todos los servicios le facilita la vida al cliente.
– Desde que empezaste hasta ahora, ¿cuáles son los cambios más notorios que has podido captar en el mercado y en los clientes?
Muchas cosas han cambiado en 20 años. Para empezar, el cliente ahora tiene más conocimientos y, por tanto, es más exigente, y es mucho más tecnológico. También el sector se ha profesionalizado un poco más, aunque todavía nos queda trabajo por hacer, y hemos tenido que adaptarnos a las nuevas tecnologías.
– ¿Cuáles son los valores de Home Project 77?
Nuestros valores son la honestidad, el compromiso y el trabajo en equipo.
– ¿Haces un asesoramiento de 360º desde el primer momento? Cuéntame cómo es tu equipo.
En Home Project 77 tenemos dos áreas, en la parte de reformas está como jefe de obras Jordi, mi socio, y tenemos nuestro propio equipo de operarios. En la parte de inmobiliaria de momento estoy yo sola, junto a colaboradores externos. Afortunadamente, después de tantos años, los compañeros de profesión ya me conocen y siempre he tenido las puertas abiertas a la colaboración. Aparte, tenemos colaboradores habituales de confianza, que no están en plantilla, como arquitectos, abogados o diseñadores.
– ¿Cómo os impactó la COVID? ¿Crees que estabais preparados, tecnológicamente hablando, cuando empezó la pandemia?
En los inicios de la COVID yo todavía estaba en la otra empresa, que tenía más infraestructura, y fue un momento complicado, sobre todo a nivel económico por los gastos que teníamos que asumir y a nivel psicológico nos afectó al no saber cuándo acabaría. También vivimos la complicación de todas las operaciones que teníamos en marcha y que se vieron afectadas, aunque finalmente se pudo arreglar las cosas.
La COVID, desde mi punto de vista, nos obligó a mejorar procedimientos. Cuando todo empezó y nos encerraron, nosotros ya habíamos integrado desde hacía al menos 6 o más meses la firma electrónica. Cuando nosotros la integramos no era muy conocida todavía. El hecho de habernos avanzado nos permitió trabajar desde los inicios de una forma online muy eficiente y ganar mucho tiempo. Hoy en día es una herramienta imprescindible, que permite ser mucho más ágil a la hora de enviar y firmar contratos y optimizar el tiempo de las firmas, tanto de contratos de alquiler, como notas de encargo, contratos de compraventa, etc… Ya no hace falta que el cliente pase por la oficina. Los clientes, en mi caso, se han adaptado bastante bien. Agradecen poder estar de vacaciones en la playa y firmar un contrato de alquiler desde su teléfono, por ejemplo.
Creo que ahora mismo el cliente es más online. Otro cambio importante es que tuvimos que mejorar en la calidad de los anuncios, los vídeos, las imágenes, aportar planos, hacer videollamadas o enseñar un piso.
– ¿Y ahora que ya ha pasado, a la vuelta, se ha notado la mejora en sus ventas?
Hubo un momento de euforia durante el covid porque, al estar encerrados, la gente empezó a valorar muchos más aspectos de una vivienda, como que tuviera balcón o terraza, las zonas comunitarias, marcharse fuera de las grandes ciudades y en ese momento hubo muchos clientes que quisieron cambiar de vivienda. Esto se vio reflejado en las ventas, pero con el tiempo los precios fueron subiendo, y en nuestra zona son ya bastante caros, y costaba más vender.
– ¿Cómo ves la evolución de las ventas del mercado residencial de este año?
En estos momentos, la inflación, la subida tan alta de los tipos de interés de los préstamos hipotecarios o las leyes aprobadas en materia de vivienda, evidentemente complican mucho, tanto la compra por parte de inversores como de particulares. Además, tenemos falta de viviendas en muchas zonas que hace que los precios sigan altos. Evidentemente, es necesario ajustar los precios para que la gente pueda comprar en las condiciones económicas actuales.
– Qué consejo le darías a aquellas personas que quieren comprar una vivienda. ¿Cuál sería? ¿Y a las que quieren vender?
Que acudan a un buen profesional, que se informen de los servicios que le ofrecen y que elijan el que más les convenga. Se ahorrarán muchos dolores de cabeza.
– ¿Qué formación crees que sería necesaria para poder dar respuesta a las necesidades del sector?
Para mí lo peor de este sector, es la imagen que tienen los ciudadanos de los Agentes inmobiliarios, y es uno de los motivos por los que necesitaba realizar un cambio. Sufrimos una desconfianza brutal por parte de la gente. Hay que acabar con el intrusismo y la mala praxis que nos da esta mala imagen ante la sociedad.
Sería necesaria la obligación de que todos los agentes estén registrados, algo que ya se hace en Cataluña, y además, que los agentes tengan una formación mínima pero completa para poder registrarse y ejercer.
– ¿Qué papel juega el marketing en su empresa?
Ahora mismo la mayoría de clientes que tenemos son clientes antiguos que siguen confiando en mí o en mi socio, referidos a clientes, o gente que entra por la puerta. Por el momento estamos preparando campañas en Instagram. Veremos si funciona.
– ¿Cómo ves la nueva ley de la vivienda?
En primer lugar, creo que era un buen momento para haber hecho una buena ley que regulara muchos aspectos que le hace falta al sector, que tuviera en cuenta la experiencia de los profesionales inmobiliarios, y que no sólo piensas en una de las partes. Pienso que una tarea como generar vivienda a precio asequible, debe asumirla el estado y no el ciudadano. Controlar los precios de la vivienda de alquiler me parece que tendrá el efecto opuesto a lo deseado, porque entendemos que muchos propietarios dejarán de alquilar su piso si no les sale a cuenta, ya que muchos tendrán que asumir las consecuencias en el caso que los inquilinos no paguen y sigan viviendo libremente en su casa.
– ¿Qué pueden aportar los agentes inmobiliarios a la sociedad y cuál será su papel en el futuro, digamos en 10 años?
Ante todo, debemos creer que, en un futuro, debemos ganar el respeto y la confianza de la sociedad como agentes inmobiliarios, regulando mejor el sector y aportándoles nuevos servicios.
– ¿Qué destacarías del proyecto de la AIC?
Como delegada del colegio API he podido ver que el nuevo equipo le está poniendo muchas ganas, y todo lo que se está haciendo creo que va a ayudar a mejorar la imagen y calidad de nuestro sector. El proyecto de crear un espacio propio para el API me parece una idea fantástica y espero que podamos disfrutarlo pronto.
– ¿Qué le dirías a los jóvenes que quieren incorporarse a este sector?
Que se formen muy bien y tendrán trabajo asegurado, porque me consta que falta gente suficientemente preparada.
– ¿Cuáles son tus proyectos y retos de futuro?
Lo más inmediato es encontrar un espacio que nos permita compaginar mejor las dos ramas de nuestra empresa, potenciar la parte inmobiliaria y de exposición de reformas. Y, por otra parte, iniciar proyectos de compraventas de inmuebles para reformarlos y venderlos y en un futuro cercano, iniciarnos en la construcción de obra nueva.